Las temperaturas bajas y la ola de frío pueden afectar gravemente a aquellas plantas que no están preparadas para el invierno crudo, especialmente las de interior o de climas cálidos. Si no se toman ciertas precauciones, las hojas se queman, las raíces se congelan y la planta puede no sobrevivir.
Por eso, muchos jardineros con experiencia recomiendan una serie de acciones concretas para evitar que el frío arruine tus plantas. No se trata de gastar plata en soluciones sofisticadas, sino de aplicar algunos cuidados simples, pero efectivos, que marcan la diferencia entre una planta marchita y una que resiste hasta la primavera.
Cómo resguardar tus plantas de interior durante el invierno
Si tenés plantas adentro de casa o en un balcón cerrado, el primer paso es ubicarlas lejos de lugares donde corra aire frío, como ventanas mal selladas o puertas que se abren constantemente. También hay que evitar que estén pegadas a estufas o calefactores, ya que el calor seco puede deshidratarlas. Algunas especies pueden reaccionar al cambio brusco de temperatura con caída de hojas, pérdida de color o detención del crecimiento.
En cuanto a la ubicación ideal, lo recomendable es un lugar con buena luz natural, ya que muchas plantas reducen su actividad fotosintética en invierno y necesitan la mayor cantidad de iluminación posible.
Un truco muy usado es colocar las macetas sobre un soporte aislante: puede ser una madera, una base de telgopor o incluso cartón grueso. Esto evita que el frío del piso penetre en las raíces, que son una de las partes más sensibles de la planta durante esta época.

Algunos jardineros también recomiendan colocar las macetas dentro de otras más grandes, con un colchón de hojas secas o papel entre ambas, como una especie de “doble abrigo”.
Qué hacer con las plantas del balcón o el jardín para evitar que se quemen con la helada
Para las plantas que tenés en el exterior, el mejor consejo es moverlas cerca de una pared o bajo un alero que las proteja del viento helado. Las paredes orientadas al norte suelen conservar más calor, por lo que ubicarlas allí puede generar un microclima favorable.
Si no podés trasladarlas, envolver las macetas con materiales que mantengan el calor puede ayudar a que el sustrato no se congele. También podés armar mini invernaderos caseros con botellas cortadas, cajas transparentes o estructuras con plástico que permitan el ingreso de luz, pero bloqueen el frío.

Una alternativa útil es agrupar varias macetas juntas: esto genera un efecto de “masa térmica” donde el calor se conserva mejor entre ellas. Además, evitar el o directo con el suelo es esencial: colocar las plantas sobre cajones de madera o pallets puede cortar el frío ascendente.
Durante el invierno, muchas especies entran en un período de descanso, así que no necesitan tanta agua. Es clave evitar el riego excesivo: solo regá cuando notes la tierra bien seca, y hacelo en las horas del mediodía, cuando la temperatura es más templada. Regar de noche o con el suelo congelado puede provocar que las raíces se pudran.
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