Noelia Marzol (38) no sólo es una artista talentosa, también es una mujer carismática y auténtica. Eso la llevó a tener en las redes sociales, por ejemplo, más de dos millones de seguidores que se sienten identificados con su forma descarnada de narrar sus vivencias diarias.
Marzol es actriz y bailarina pero desde hace algunos meses también es productora y está al frente de su propio espectáculo, Bloody Tango, que, después de una exitosa temporada teatral en 2024, reestrena el próximo 22 de mayo en el teatro Broadway (funciones todos los jueves, a las 20).
El éxito traspasa lo profesional: está en pareja desde 2019 con el ex futbolista Ramiro Arias y es mamá de Donatello (3) y Alfonsina (2).
“Soy de campo primero, así que el mate va... Y después, mi marido es ex jugador de fútbol, así que tiene todo un ritual especial que, si le llego a pifiar en cámara, yo creo que hoy a la noche no entro a casa, je”, dice con humor Noelia, criada en Iriarte, pueblo de mil habitantes en el noreste de la provincia de Buenos Aires, antes de preparar el mate en Clarín.
“Ellos (por los futbolistas) usan una yerba uruguaya, entonces tienen todo como un ritual... la montañita, que no se moje la yerba y demás. Allá en el campo no, lo hacemos así, a groso modo. No pasa nada, el mate se toma hasta lavado y con azúcar”, aclara y se presta a la íntima charla.

-¿Cómo se dio lo de empezar a producir?
-Siempre me gustó esto de ir resolviendo problemas o autogestionarme. También me gusta crear grupos de trabajo en los cuales uno se sienta a gusto o que le de placer trabajar. Y también por una necesidad artística de tener ganas de hacer determinadas cosas y que por ahí no surjan propuesta para hacerlas. Entonces nos juntamos con "La Catta" (María Laura Cattalini, su coach en la época del Bailando) y con Jony Lazarte, mi pareja de la danza. Hicimos Bloody Tango como un proyecto entre amigos, con la intención de hacer solo dos funciones. Y vendimos todas las localidades, así que agregamos funciones y vimos que evidentemente había un producto que la gente está interesada en consumir, y lo disfruta muchísimo. Así que seguimos haciéndolo...
-¿En qué momento decidís dar el salto y decir "puedo ser productora"? Porque aparte imagino que eso llevó una inversión…
-Sí, son ahorros míos que yo siempre digo 'los ahorros de la familia', porque mis ahorros son, básicamente, plata de mis hijos. Entonces sí fue una charla en pareja. Y Rami siempre es como que te incentiva mucho. Todo el tiempo está como “¡si, dale, metele pata, la vas a romper, sos una genia, la mejor bailarina del mundo!”. Es imposible no arriesgarse teniendo una persona que confía tanto en mí.
-¿Pasó algo puntual que decidiste largarte?
-Tuve a Alfonsina y ahí es como que dije 'pará, tengo dos pibes, mi carrera como bailarina va a caducar, no sé si ahora en lo inmediato, pero no voy a poder bailar toda la vida. Y estos dos pequeños van a necesitar que su madre siga produciendo'. Quería seguir también asociada al mundo de lo que es la danza y el teatro, porque es lo que hago desde que tengo uso de razón. Entonces tenía que transformar esto que me apasiona y buscarle la vuelta para seguir conectada, para seguir generando, para tener independencia y que mis hijos tengan un seguro económico lo más estable posible. Y entonces dije 'vamos por la producción', que es lo que más me divertía.

-La carrera de la bailarina en algún punto es como la del futbolista, en el sentido que el cuerpo en algún momento empieza a decir “basta”
-Sí. Yo las rodillas las tengo rotas, infiltradas con hialurónico, que es un tratamiento nuevo. También la cadera... tengo hernias de disco, creo que tres. Ya no me hago controlar más porque cada vez que voy es como que tengo una lesión nueva. Entonces dije 'bueno, mientras yo pueda seguir bailando no quiero saber qué tengo'. Después pagaré los platos rotos.
-Teniendo en cuenta esto, ¿te cuesta frenar? Te recuerdo embarazada de varios meses haciendo las funciones de Sex...
-Sí, me cuesta muchísimo. De hecho tuve que elegir un médico obstetra que haya atendido deportistas, porque la mayoría de los obstetras era como “bueno, hace actividad física, pero no te zarpes”. Hasta que encontré a la persona adecuada que sí entendía más en profundidad lo que es el trabajo de alto rendimiento. Y bueno, lo íbamos llevando de a poco. Todas las semanas le tenía que mandar un video mostrándole todas las cosas que yo hacía, todas las coreografías, y él me iba habilitando o deshabilitando determinados movimientos.
-Sos mamá desde hace relativamente poco y tu herramienta de trabajo es el cuerpo, ¿te pesó pensar que tal vez durante el embarazo no ibas a poder moverte de la misma forma o que iba a haber cosas que no ibas a poder hacer?
-En realidad, para mí, no hay un montón de cosas que uno no pueda hacer embarazado. Creo que ahí hay como una especie de desinformación que estaría bueno que lo revirtamos. Sobre todo nosotras, que somos las que ponemos el cuerpo. También porque se nos juzga un montón esto de “estás embarazada y estás trabajando, dedicate a tu hijo”. Y una puede hacer las dos cosas también. No es que porque estás embarazada no le estás dedicando tiempo al embarazo. Es todo como un rollo que en realidad en mi caso fue súper natural. De hecho, tuvo una conexión hermosa en los dos embarazos.

-¿Cómo fue esa conexión?
-Cada vez que yo arrancaba a bailar, a la noche, los dos bebés se me quedaban quietos, esperaban que yo termine la función. Y después de ahí arrancaba el show de patadas, como si ellos realmente entendieran que ese era un momento como para estar más calmos y se dormían. También está esto de no poder relacionar el embarazo a una situación sexual. A mí me pasaba mucho cuando hacía Sex estando embarazada. Pero bueno, son cosas que está bueno instalarlas, hablarlas, generar el debate...
-Vos hablas mucho de estos temas en las redes...
-Hay veces que yo impongo estos temas para debatir y después me tengo que comer el ataque del otro lado. Pero realmente siento que vale la pena porque nos va quitando un montón de peso y responsabilidades a las mujeres, sobre todas las cosas para poder disfrutar de la maternidad y para no sentir esa frustración que a veces pasa, de madres que dejaron de hacer sus cosas, que dejaron de salir con amigas, dejaron de trabajar y que después por ahí se sienten frustrada por no haber seguido su carrera.
-¿Y sentiste alguna presión en cuanto a lo físico después de los dos embarazos?
-No, pero por mi actividad física yo volví rápido. No volví igual, eso es lo que siempre trato de explicar: todo embarazo te cambia físicamente. Obviamente que no tengo el mismo cuerpo de antes de tener a los dos nenes. Te cambia el cuerpo y yo asumí todos los cambios con muchísimo cariño. En un momento yo estaba amamantando a los dos bebés y las lolas me quedaron en cualquier lado. Después me volví a operar para volver a ubicarlas más o menos en un lugar que no me molestara para bailar. El médico me dijo “te puedo levantar, te tengo que cortar acá”. Y yo le digo: “No. Las lolas caídas me quedaron así porque amamanté a dos nenes y listo, déjamelas dignas para que no me molesten a mí para bailar y ya está”. Es decir, yo lo asumí de esa manera. Y durante el embarazo también engordé un montón. Pero lo disfruté mucho. También mi marido, como te decía antes de que te ceba para hacer cualquier tipo de proyecto, todo el tiempo estaba diciéndome “qué linda que estás”, “qué linda que te queda la panza”, “me encanta la cola llena de celulitis que te estás teniendo”. Entonces eso también te coloca en otro lugar.
Video
La bailarina contó qué es lo que la gente no sabe de ella, lo que la saca de quicio, su mejor obra de teatro y su mayor sueño pendiente.
-Vos sos bailarina y productora, pero también sos pareja, sos mamá de dos nenes chiquitos y has contando que tenés ansiedad diagnosticada. ¿Cómo hacés para que no te sobrepase la ansiedad?
-Hago mucha terapia. No me sobrepasa en el sentido de que no me bloquea. Pero sí, a veces es molesto que hasta yo digo “tengo que bajar un poco”. Me gustaría desconectar en algún momento de todo lo que hay en mi cabeza. Pero yo creo que ahí Ramiro vuelve a escena porque cumple un rol fundamental en esto de maternar a la par. Y no lo digo solo por cuestiones de ir a buscar a los chicos al jardín y demás, sino que también él es como que lleva una agenda mental. A veces es él el que me recuerda qué día tienen que ir al pediatra para organizar quién los lleva, quién los trae, o se acuerda de las tareas escolares. Ahí hay una parte de mi cerebro que también se relaja y puedo ocuparlo con otras cosas.
-¿Te molestan las críticas en las redes?
-Hablando mal y pronto, me chupan un huevo. Empecé a trabajar desde muy chica y me fui curtiendo. Y también la maternidad me ayudó a ponerme en otro lugar. Me empecé a sentir como más poderosa, más segura. Decir "pará, yo me estoy bancando esta secuencia, estoy criando dos pibes, ¿quién sos vos para venir a decirme algo?". No sé, es una sensación rara lo que me pasó con la maternidad, pero me sentí como mucho más plantada y segura de las decisiones que fui tomando. Es como que yo soy feliz con mi presente y las decisiones que tomé, no las tomé a la ligera. Yo soy muy calculadora con todas las cosas, no es que voy decidiendo cosas a los cachetazos. Entonces creo que por eso es como que la opinión ajena... qué se yo, ponete en mis zapatos y después vemos qué harías. La maternidad me empoderó.
-¿Qué otras cosas cambiaron con la maternidad?
-Cambió mi vida entera. Eso del empoderamiento fue súper positivo. Después, hubo cosas que cambiaron y que tampoco están tan buenas, cosas igual que todo el mundo sabe. Y yo siempre digo que cuando sos mamá, vos tenés que saber que traes una criatura al mundo que no sabe hacer nada. Entonces esto del lado B para mí no existe, es la maternidad. Si vos querés maternar sin suponer que vas a tener que dejar de dormir a la noche, que vas a tener que hacer un montón de sacrificios y demás, es como que ni lo encares porque eso va a suceder, inevitablemente. Amo maternar, entonces tienen mucho más peso las cosas positivas.
-No te lamentás de nada…
-No, pero también porque ya hice mucho, no me quedé con ganas de hacer demasiadas cosas. Durante toda mi adolescencia también por ahí se me juzgó mucho a nivel familiar porque yo era medio un tiro al aire. Entonces salía con uno, salía con el otro, salía a bailar, trasnochaba, me iba de viaje... Es como que esa etapa de mi vida la tengo recontra vivida, con lo cual si yo le tuviera que dar un consejo a mis hijos sería que aprovechen su vida lo más que puedan, sanamente. Cuídense, sepan cuidarse ustedes y a la persona que tienen al lado, y disfrútenlo.
-Hace un tiempo contaste que vos y Ramiro habían empezado terapia de pareja… ¿En algún momento te dio miedo separarte?
-Si, seguimos haciendo terapia de pareja. Van dos meses, más o menos. No, no nos dio miedo. Uno piensa que empezás terapia de pareja y te separás. Pasa que empezás a desentrañar cosas, a hablar profundamente y eso es lo peligroso. Pero no, nosotros arrancamos nuestra terapia de pareja diciéndole a la terapeuta firmemente que nosotros no queríamos separarnos porque era un deseo real de los dos, pero que sí estábamos teniendo un montón de problemas y desencuentros a raíz de la vida misma, del tiempo que ya no tenemos como pareja, del nacimiento de dos hijos que también te desordena toda la vida... Nosotros nos amamos firmemente y no queríamos hacer una terapia para separarnos con amor, queríamos una terapia para poder limar asperezas. Hacer terapia no es que te va a separar, a lo sumo terminarán tomando una decisión que ya tenían semi planificada individualmente y lo harán con muchísimo más amor, más respeto, más cariño, más entendimiento. Yo recontra recomiendo la terapia de pareja.

-En las redes los juzgaron mucho. También cuando contaste la frecuencia sexual que tienen con Ramiro…
-¡Si! Todo el mundo se horrorizó cuando dije que tenemos sexo cada 15 días y fue como '¿cómo haces para vivir?'. ¡Para! Si he hablado con amigos en profundidad y no están muy lejos de eso. Teniendo en cuenta que tenemos dos nenes que son muy chiquititos, que hay que acomodar un montón de situaciones. Vivimos en la misma casa, entonces, si queremos tener algo un poco más íntimo, más fogoso, tenemos que irnos de casa, es toda una situación compleja. Después también, como si estuviera estipulado que una pareja para ser feliz debe tener determinada cantidad de veces intimidad semanal. El amor no se mide en encuentros sexuales. Y son etapas. Ahora a nosotros nos toca esto. Hemos tenido momentos que fueron mucho más frecuentes y a futuro seguramente nos volveremos a encontrar.
Noelia Marzol: con quién tiene un mate pendiente y qué le diría a la Noe de años atrás
-¿Con quién te queda un mate pendiente o con quién te gustaría tomarte un mate?
-Me quedó pendiente con mi abuela Tita, que es la mamá de mi mamá. Vivió mucho tiempo y estuvo muy cerca de nuestra crianza, nos cuidó un montón. Pero ya en el último tiempo ella no reconocía a nadie o por ahí se olvidaba mucho de las cosas. Entonces tengo un mate pendiente con ella, pero cuando era más joven para poder contarle mi vida y que vea a sus nietos y que los reconozca.
-Si pudieras tomarte un mate con la Noelia de 17 años, que estaba recién empezando en la profesión, ¿qué le dirías?
-Le diría “dale mi negra, vamos que todo este esfuerzo, te va a costar un huevo, pero en algún momento vas a tener tus frutos. Así que seguí tus ideales y con la tuya”. Yo tuve una época de mucha duda. Cuando terminé el secundario mi papá no quería saber nada con que yo sea artista. Y bueno, uno termina al fin y al cabo dudando también de si era este el camino que tenía que tomar. Así que me daría un empujoncito como para poder transcurrir todo el camino con un poco más de confianza.
DD
Sobre la firma
Mirá también
Mirá también
Newsletter Clarín
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados
QUIERO RECIBIRLO