“Las estrellas están en el cielo. Yo tengo los pies en la tierra. Soy una actriz. Tengo el oficio de actuar. Ni siquiera soy una artista”, afirma, sin vueltas, Soledad Silveyra (73), con esa sonrisa y ese brillo que tanto la caracterizan, mientras toma mate en Clarín.
La actriz, que trabaja desde hace 60 años y disfruta de un gran presente, habló sobre el éxito de la obra ¿Quién es quién? que protagoniza con Luis Brandoni y se presenta de miércoles a domingos en el Teatro Liceo.
También reflexionó sobre el paso del tiempo, la edad, cómo es como abuela, feminismo, y además contó detalles de su historia de amor con José Luis Vázquez, a quien conoció durante unas vacaciones en Búzios, Brasil.
-¿De qué se trata la obra? ¿Qué sentís que es lo que más le llama la atención a la gente?
-De un matrimonio, 30 años de casados... Y por una crisis ella va planteando cosas. Después cómo termina la obra, cada uno lo decidirá... Cuando empezamos a ensayar con Beto decíamos siempre “ojalá que haya codazos en la platea”. Codazos de “esta te corresponde a vos”. Y eso ocurre. La gente se identifica muchísimo. Eso creo que es el gran éxito de la obra, que la gente logre identificarse, ¿no? Porque, bueno, un matrimonio de 30 años pasa por muchas. Yo no conozco esa experiencia, nunca la he tenido, nunca he pasado 30 años con un hombre, creo que moriría. Pero felicito y me alegra muchísimo aquellos que lo logran y que se casan y están juntos para toda la vida.
-¿Cómo es trabajar con Brandoni?
-Muchos dirán que estoy loca porque se lo conoce como un cabrón, pero Beto es un ángel bajado a la tierra con un talento enorme.
-Vos querías trabajar con él...
-Yo estaba medio en una crisis creativa. Yo no fui actriz por vocación, fui actriz por necesidad. Entonces yo decía, “Sole, ya está, estás cansada”. No tenía ganas de actuar. Y entonces el productor Juan Manuel Caballe me manda tres obras y yo, de las tres, saco una. La leo, me parece interesante y digo 'el único que lo puede hacer es Brandoni'. Yo sabía que Beto tenía otro proyecto, pero me la juego igual. Le interesó. Yo no lo podía creer. Era el indicado porque la obra necesitaba mucho humor, y Beto es el que se lo da por sobre todas las cosas. Mi personaje es el que plantea las situaciones difíciles del matrimonio.