Protagonista: la literatura. Actores principales: Paul Auster y J. M. Coetzee. Guión original: “Aquí y ahora” (Anagrama & Mondadori), el intercambio “epistolar” electrónico, íntimo y delicioso, que mantuvieron ambos escritores entre 2008 y 2011. Anoche, frente a un público extasiado que colmó la sala Jorge Luis Borges, en la Feria del Libro de Buenos Aires, ambos leyeron algunas cartas completas y fragmentos de otras. El horizonte de ese libro, sea el tema que hayan abordado –desde la infancia hasta la amistad, desde la importancia de los nombres hasta el deporte– es el universo literario.
Todo comenzó con un problema de saturación de sonido, que el escritor neoyorquino, sorteó con humor, apenas comenzada la lectura pública: “Parece una película de ciencia ficción de los años 50, de esas en las que llegan los platos voladores”, dijo Auster, mientras se levantaba para resolverlo. Coetzee se mantuvo silencioso en su silla, sin un gesto. Resuelto el obstáculo, durante una hora cada uno leyó, con tonos y cadencia propia, las cartas intercambiadas con el otro a lo largo de más de tres años.
El involuntario paso de comedia sólo aumentó el interés de la audiencia que había hecho el aguante desde las 13. El acto estaba previsto para las 18.30 y las puertas de la sala se abrieron una hora antes.
En una carpa blanca levantada sobre la entrada de avenida Sarmiento, más de 1500 personas aguardaron horas con estoicismo que ambos escritores, de buen humor y con mucha disposición, autografiaran sus ejemplares.
Procedentes de geografìas muy diferentes, con una obra nada semejante, lo deslumbrante fue comprobar la forma en que ambos han consolidado una relación complementaria hecha de diferencias, de reflexiones, de gustos y de puntos de vista que empiezan o terminan siempre en la escritura.
Auster eligió comenzar con la carta en la que cuenta su triple encuentro con Charlton Heston, el fallecido actor de Hollywood famoso por su fanática pertenencia a la Asociación Nacional del Rifle, a quien conoció con ocasión de integrar el jurado del célebre Festival Internacional de Cine de Cannes, volvió a ver en la Feria del Libro de Chicago y reencontró en el Hotel The Mark, sobre avenida Madison en Manhattan, mientras aguardaba para almorzar con Juliette Binoche. Al hablar de las coincidencias que lo obsesionan, le pregunta en su carta a Coetzee: “Cómo debo interpretar esto? ¿Te pasan a ti estas cosas, o es sólo a mí">