La mayoría de las personas creen que no es necesario hablar de sexo. Si la relación no es perfecta o si existen ciertas dificultades concluyen que es porque no están verdaderamente enamorados, en vez de pensar en un posible problema de comunicación. Suponen que, si el otro los quiere de verdad, debe adivinarles el pensamiento. Más aún cuando la insatisfecha es la mujer. Olvidan que, incluso en el siglo XXI, la sexualidad está rodeada de mitos y tabúes.
Si existe algo que hiere a los hombres en lo más profundo de sus egos, es mencionarles o siquiera insinuarles que son malos en la cama. Entonces, si ese es el problema, ¿qué podés hacer? ¿Cómo se lo decís? Porque es atento, cariñoso, compañero, estás enamorada… Pero a la hora del encuentro sexual hay algo que no te convence, te aburre o, incluso, no te gusta y temés terminar perdiendo el interés sexual por él.
Todo se puede hablar
Partimos de la base que la comunicación es fundamental en la pareja y que cualquier problema que se presente no es tema de uno, sino de los dos, el poder solucionarlo. El silencio, la falta de información y los prejuicios son verdaderos problemas para el placer. Además, es difícil que la complicidad sexual entre dos personas pueda darse sin una comunicación honesta y sincera.
Para romper el hielo y poder mantener una conversación tan íntima es importante que él se sienta relajado, y no acusado o en guardia. Nunca hay que hablar en el momento de tener el encuentro sexual. Podés poner un poco de música, decirle que todos necesitamos aprender a conocernos sexualmente y que tu intención es compartir con él confidencias mutuas para que mejoren los encuentros.
¿Qué tal si comenzás por contarle tus necesidades, deseos, anhelos, secretos, temores y fantasías? ¿Y si le preguntás por las suyas">