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      Los dos grupos de nutrientes que no se pueden ignorar en la alimentación de rumiantes

      • El profesor Ismael Matioli desmenuzó los efectos que tienen las carencias de vitaminas y minerales en la producción ganadera.

      Los dos grupos de nutrientes que no se pueden ignorar en la alimentación de rumiantesCuando una carencia se expresó visualmente, hace tiempo que venía afectando la productividad con efectos inaparentes
      Redacción Clarín

      “Generalmente, cuando se programa la alimentación de vacunos, se consideran principalmente los kilos de energía y de proteína. Pero el tema es más amplio: la nutrición de rumiantes conforma una pirámide donde en la base hay muchos kilos de energía y algunos kilos menos de proteína, mientras que las vitaminas y minerales son la punta de esa pirámide y complementan la dieta”, advirtió Ismael Matioli, profesor de Fisiología de la Facultad de Veterinaria de la Plata, un referente en el tema de carencias minerales.

      “La punta de la pirámide no es cara, y si llega a faltar alguno de esos elementos, actúan como limitantes y van a disminuir la expresión de la productividad, porque La mayoría de las vitaminas y de minerales cumplen un rol en el organismo”, enfatizó Matioli en una reunión para productores organizada por Select Debernardi.

      Luego dijo que “una carencia de cobre determina que un ternero que debía tener pelaje negro se vuelva marrón. O una carencia de calcio al parto en la vaca lechera provoca su caída. Son síntomas clínicos, pero, para llegar a ellos, antes hubo muchas pérdidas subclínicas”. Es decir que, si una carencia se expresó visualmente, hace tiempo que venía afectando la productividad con efectos inaparentes, como la menor ganancia de peso en terneros con deficiencia de cobre.

      Carencias en hacienda para carne

      “No existe sistema pastoril en el mundo que no tenga una carencia mineral. Además, a medida que la producción avanza en la alimentación y en la genética, los requerimientos nutricionales también van creciendo”, destacó Matioli.

      “Lo que hay que entender es que el origen de la carencia no está en el vacuno. Se ve en el animal, pero en realidad la deficiencia está en el alimento. Y el alimento, en este caso el forraje, está leyendo lo que pasa en el suelo. Si los suelos son overos, variables, crecen diferentes especies forrajeras con distintas características. Entonces, el aporte mineral es siempre diferente”, definió. ¿Qué provoca esto? Un cuadro muy complejo, porque en el rebrote otoñal de un verdeo aparece una deficiencia por bajo contenido de materia seca; en cambio, en pasturas sazonadas, con menor nivel de agua, surge otra distinta. O sea, visualmente es imposible predecir cuántas carencias minerales van a actuar en cada momento.

      A lo descripto hay que agregarle algo que, como nadie vende, generalmente no se le presta atención, que es el agua de bebida, que interactúa con la composición del forraje. “Es el principal nutriente; la pirámide nutricional está flotando en agua”, ilustró Matioli.

      Corrección de deficiencias

      ¿Cómo se pueden corregir las deficiencias minerales en un campo en la práctica? Hay que considerar los datos regionales y los del predio si los hubiera pero, para hacer un diagnóstico más certero, se pueden tomar muestras de sangre de los animales de altos requerimientos y medir los tenores de los elementos más importantes.

      “En la práctica, el primer paso preventivo sería colocar un comedero con sal y agregar una mezcla balanceada de minerales y vitaminas”, propuso el especialista. Citó como ejemplo a los ganaderos de Brasil, que disponen saleros con techo en todos los potreros. “Si ellos no ponen cloruro de sodio, no tienen producción; es tan brutal la carencia mineral de sodio, que es más limitante que la de proteína en ese país”, resaltó Matioli.

      Atrás del sodio se agrega el resto de los minerales, formulados en forma balanceada. “Si el animal, con un lengüetazo, levantó entre 50 y 100 gramos de una buena mezcla mineral, cubrió casi todos los requerimientos”, explicó el orador.

      Llegados a este punto, puede aparecer un problema: se puede ofrecer la mejor mezcla mineral y el animal no la come porque tiene cubierto los requerimientos de sodio. Sucede que, en la zona templada de la Argentina hay pocas áreas con carencia de este y, por lo tanto, el consumo es errático. En esos casos, hay que usar otros productos, como melaza o grano de maíz molido.

      Por otro lado, aunque se utilice una mezcla comercial balanceada, puede quedar algún tipo de carencia mal cubierta. En esos casos, el análisis de sangre permite definir con precisión qué más hay que agregar.

      Minerales por monitorear

      En las muestras de sangre, importa considerar los macro minerales -calcio, magnesio, fósforo- y los microminerales, de los que se consumen miligramos por día: cobre, zinc, selenio, manganeso, yodo, etc.

      ¿Qué podría ocurrir cuando falta uno de estos elementos? Por ejemplo, si falta magnesio alrededor del parto explica la tetania hipomagnesémica en la zona de cría, principal causa de muerte de vacas en la Argentina.

      Por otro lado, las vitaminas liposolubles defienden del daño oxidativo que sufren todas las células del cuerpo. Su deficiencia explica, por ejemplo, caídas en los porcentajes de preñez en inseminación artificial.

      Un mineral particular es el yodo. “Todo el NOA tiene una importante de carencia de yodo, que produce bocio en los chivos, en los corderos, en los terneros y en las personas y nadie lo está diagnosticando; por eso se ofrece la sal yodada”, aclaró Matioli.

      Suplementos orales e inyectables

      Cuando el suministro oral no cubre todas las necesidades de minerales, se puede recurrir a los inyectables. Sucede que la suplementación oral puede fallar en la mitad de los animales. En el 10% falla de una manera absoluta y en un 30 -40% falla de manera relativa, porque algunos no comen lo suficiente por las diferencias “sociales” dentro del rodeo.

      “En muchos casos, el mejor suplemento oral requiere un buen inyectable que lo complemente y un buen inyectable se luce si hay una base oral”, expresó Ismael.

      Calidad de agua

      Una cuestión muy importante es la calidad y disponibilidad de agua. La vaca quiere que haya agua limpia y fresca en el bebedero y que al lado haya sal; así va a regular el consumo voluntario de agua y de sodio.

      “Si no se asegura la calidad del agua, la productividad va a caer. Y no hay agregados milagrosos -como atrapantes de sales- para solucionar problemas de calidad del agua”, alertó el profesor. Para mejorar la calidad de un agua salina se debe hacer ósmosis inversa y aprender a usar la fuente gratuita de agua dulce en el campo que es el pasto tierno: el forraje que no encañó tiene agua dulce adentro.

      “El animal que consume poca agua por bebederos sucios también consume poca materia seca, y ese problema es más importante que la interferencia, por ejemplo, entre el selenio y el cobre”, concluyó.