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      Escribe Slavoj Žižek: ¿Por qué una crítica puede ser entendida como un ataque a la libertad?

      • El filósofo esloveno sostiene que el populismo trumpista es una combinación única de libertades sociales formales y dictadura política de expertos.
      • Trump promete libertad, apertura, desregulación y aranceles de protección, argumenta, al tiempo que niega la libertad para quienes critiquen sus políticas.
      • "¿Debería sorprendernos que los trumpistas, los grandes opositores a la Cultura de la Cancelación, estén cerca de hacer exactamente las mismas cosas de una manera mucho más brutal?", se pregunta Žižek.

      Escribe Slavoj Žižek: ¿Por qué una crítica puede ser entendida como un ataque a la libertad?Trump y su vicepresidente, JD Vance, hacen el saludo militar durante un acto con motivo del Día de los Caídos en el Cementerio Nacional de Arlington, en el estado de Virginia. EFE/JIM LO SCALZO

      El populismo trumpista es una combinación única de libertades sociales formales y dictadura política de expertos (un mundo gobernado por “monarcas” empresariales apoyados por expertos). Uno no puede sino recordar aquí la crítica de Marx al anarquismo en la que señalaba cómo su auto-organización era extremadamente autoritaria. Elon Musk promete sacar al gobierno “de la espalda de los estadounidenses” y “de su billetera”: menos impuestos, menos regulación, incluso menor presupuesto militar, descentralización, iniciativas libres desde abajo...

      Trump, el vicepresidente JD Vance y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, asisten a la celebración anual del Día Nacional de los Caídos en el Anfiteatro Memorial del Cementerio Nacional de Arlington, en Arlington, Virginia, Estados Unidos, 26 de mayo de 2025. REUTERS/Ken CedenoTrump, el vicepresidente JD Vance y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, asisten a la celebración anual del Día Nacional de los Caídos en el Anfiteatro Memorial del Cementerio Nacional de Arlington, en Arlington, Virginia, Estados Unidos, 26 de mayo de 2025. REUTERS/Ken Cedeno

      Sin embargo, la lección que aprendimos en los últimos cien años es que se necesita una fuerte regulación estatal para evitar que la competencia del mercado se convierta gradualmente en monopolio. Ésa es la razón última por la que los nuevos oligarcas abogan tan apasionadamente por una menor regulación estatal. Y Trump tampoco practica la regulación estatal cuando es necesaria. Parafraseando la irónica descripción de Marx del contrato “libre” entre un capitalista y un trabajador como el “Edén mismo de los derechos inherentes al hombre. Sólo allí rigen la Libertad, la Igualdad, la Propiedad y Bentham”, se puede decir que Trump promete libertad, apertura, desregulación... y aranceles de protección. Además, obviamente, de ninguna libertad para quienes critiquen la política de Trump, aunque no tengan nada que ver con la izquierda: “Trump amenazó con demandar a los medios tras un editorial de The Wall Street Journal que critica los aranceles”.

      Lo mismo ocurre con Jeff Bezos, que anunció el 26 de febrero de 2025 un nuevo régimen en The Washington Post: “Las páginas de comentarios de su diario promoverán el libertarismo ('mercados libres y libertad personal'), y no publicarán opiniones que contradigan estos principios centrales”. Esta postura fue llevada al extremo por J.D. Vance, cuyo infame discurso pronunciado el 14 de febrero de 2025 en Múnich fue una obra maestra del “terror en nombre de la libertad”. Argumentando que la verdadera amenaza para Europa no provenía de agentes externos como Rusia o China, sino del propio retroceso interno de Europa respecto de algunos de sus “valores más fundamentales”, se preguntó repetidas veces si Estados Unidos y Europa tenían aún una agenda compartida. “Lo que me preocupa es la amenaza de adentro”. Entre otras cosas, Vance dijo:

      “Si tienen miedo de las voces, las opiniones y la conciencia que guían a su propio pueblo... Si corren asustados de sus propios votantes, no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por ustedes, ni tampoco hay nada que ustedes puedan hacer por el pueblo estadounidense. /.../ Desestimar las preocupaciones de los votantes, cerrar sus medios de comunicación, no protege nada. Es la manera más segura de destruir la democracia”.

      ¿Cuál es la realidad de esta defensa de la libertad? “A un investigador francés se le negó la entrada a Estados Unidos después de que las autoridades estadounidenses encontraran mensajes sobre el presidente Donald Trump en su teléfono, dijo un funcionario del gobierno francés el 20 de marzo 2025”. ¿Cómo funciona esta lógica loca? Un singular incidente que tuvo lugar en Turquía allá por 2011 lo explica. El ministro del Interior, Idris Naim Sahin, pronunció un discurso digno de una especulación dialéctica muy sutil: planteó que la policía turca estaba encarcelando a miles de opositores sin pruebas y sin juicio para convencerlos de que de hecho eran libres antes de su encarcelamiento. En pocas palabras, los pusieron presos para dejarles claro que estaban cometiendo una contradicción pragmática al afirmar simultáneamente que no hay libertad en Turquía, y que fueron encarcelados (es decir, se les quitó la libertad) ilegalmente. Éste es un pasaje clave del discurso de Sahin:

      Jeff Bezos anunció el 26 de febrero de 2025 un nuevo régimen en The Washington Post.
Foto: Lauren Sánchez Jeff Bezos (Fotos: Instagram @laurenwsanchez)Jeff Bezos anunció el 26 de febrero de 2025 un nuevo régimen en The Washington Post. Foto: Lauren Sánchez Jeff Bezos (Fotos: Instagram @laurenwsanchez)

      “Libertad... ¿De qué libertad hablan cuando se quejan de que los han encarcelado? Si no hay libertad fuera de la cárcel, entonces adentro la cosa no es distinta. Cuando ustedes se quejan, significa que hay libertad afuera. Incluso hay libertad para decir ‘quiero dividir este país, la libertad y la autonomía no bastan, quiero rebelarme’, o lo que sea. No pueden negar esto. Lo único que se niegan a sí mismos es la libertad de hablar de las libertades en las que viven, porque su cabeza, su corazón, su pensamiento están hipotecados. No son libres de decir esto. No tienen la libertad de decir que las libertades de las que gozan realmente existen. Al destruirlos a ustedes y a los que los hacen hablar así, tratamos de hacerlos libres, salvarlos de los separatistas y de sus prolongaciones. Eso es lo que hacemos. Es un trabajo muy profundo, muy complejo”.

      La tan ridícula locura de esta argumentación es indicativa de los “locos” supuestos de lo que uno no puede sino llamar totalitarismo liberal. Su primera premisa es simple: si ustedes afirman que no hay libertad en nuestra sociedad, entonces no protesten cuando los priven de ella, ya que no se los puede privar de lo que no tienen. Más interesante es la segunda premisa: puesto que el orden legal existente es el orden de la libertad, quienes se rebelan contra él de hecho están esclavizados, son incapaces de aceptar su libertad: se privan de la libertad básica para aceptar el espacio social de la libertad. Así que cuando la policía los detiene y los “destruye”, básicamente está haciéndolos libres, liberándolos de su esclavitud autoimpuesta. Detener a presuntos rebeldes y torturarlos se convierte así en “un trabajo muy profundo, muy complejo”, de una dignidad metafísica...

      El fundador de Amazon, Jeff Bezos, y el CEO y propietario de Tesla, Elon Musk, asisten a una cena a la luz de las velas ofrecida por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en el Museo Nacional de la Construcción en Washington, D.C. Estados Unidos, 19 de enero de 2025. REUTERS/Carlos Barria El fundador de Amazon, Jeff Bezos, y el CEO y propietario de Tesla, Elon Musk, asisten a una cena a la luz de las velas ofrecida por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en el Museo Nacional de la Construcción en Washington, D.C. Estados Unidos, 19 de enero de 2025. REUTERS/Carlos Barria

      Si bien este razonamiento puede parecer basado en un sofisma bastante primitivo, no deja de contener una pizca de verdad: efectivamente, no hay libertad fuera del orden social que, al limitar la libertad, proporciona su espacio. Pero esta pizca de verdad es el mejor argumento contra el sofisma de Sahin: precisamente porque el límite institucional a nuestra libertad es la forma misma de nuestra libertad, importa cómo se estructura ese límite, cuál es la forma concreta de ese límite. La trampa de los que están en el poder -ejemplificada por el discurso de Sahin- es presentar la forma que ellos le dan a este límite como la forma de la libertad como tal, de modo que cualquier lucha contra ellos es la lucha contra la sociedad libre como tal.

      ¿Y no es exactamente así como funciona la libertad que prescriben Trump-Musk-Bezos? Presentan la forma de libertad que defienden como la forma de la libertad como tal, de modo que cualquier crítica puede ser presentada como un ataque a la libertad como tal, y EE.UU. tiene pleno derecho a defenderse de los que atacan la libertad con todos los medios necesarios, incluso el de hacerles perder sus puestos de trabajo, prohibirles el espacio público y detenerlos. Volvemos aquí al discurso de Sahin: quienes afirman que no hay libertad en los EE.UU. de Trump no deberían protestar cuando se los priva de su libertad -cuando se los despide, detiene o expulsa del país-, ya que no se los puede privar de lo que no tienen.

      El vicepresidente de EE.UU., JD Vance, pronuncia un discurso en la celebración anual del Día Nacional de la Memoria en el Anfiteatro Memorial del Cementerio Nacional de Arlington, en Arlington, Virginia, EE.UU., 26 de mayo de 2025. REUTERS/Ken CedeñoEl vicepresidente de EE.UU., JD Vance, pronuncia un discurso en la celebración anual del Día Nacional de la Memoria en el Anfiteatro Memorial del Cementerio Nacional de Arlington, en Arlington, Virginia, EE.UU., 26 de mayo de 2025. REUTERS/Ken Cedeño

      Quienes atacan a Trump (y a Vance y a Musk y a...) están, en su opinión, de hecho autoesclavizados por su falsa noción de libertad, así que, cuando la istración Trump actúa contra ellos, básicamente los está haciendo libres: los está liberando de su esclavitud auto-impuesta y, por tanto, obligándolos a actuar como verdaderamente libres. De lo que se los priva es solo de su “libertad” para socavar los fundamentos de la noción occidental de libertad: en su lucha contra el racismo y el sexismo, exigen directamente una regulación estatal más fuerte incluso de nuestras esferas íntimas... Nuestra reacción a esto debería ser sacar a la luz las diferentes nociones de libertad que abundan hoy y revelar lo que la libertad trumpista pasa por alto, además de, como ya hemos visto, mostrar cómo la libertad trumpista tiene que basarse en una regulación estatal aún más fuerte que bajo el gobierno de los demócratas. Les extremes se touchent: ¿debería sorprendernos que los trumpistas, los grandes opositores a la Cultura de la Cancelación, estén cerca de hacer exactamente las mismas cosas de una manera mucho más brutal? Reclamando la inclusión de libertades, acaban excluyendo sin piedad las formas de libertad que no se ajustan a su idea de libertad.

      Pero, ¿no cometen un error similar quienes en Europa abogan ahora por el rearme contra la amenaza rusa como única forma de conservar la paz y la libertad? ¿Acaso su lógica de “¿Quieren la paz? Pues reármense para que otros no tengan la tentación de atacarlos” no implica una paradoja similar? Desde luego que no. Del mismo modo que incluso la libertad de mercado sólo puede sobrevivir mediante una fuerte regulación estatal que impida la aparición de monopolios, la triste verdad es que la paz tiene que ser protegida, a menudo con las armas. Aquí no se impone la libertad, sino todo lo contrario, se necesita la fuerza para defender la libertad amenazada.

      El exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis  durante su intervención en la presentación del "Plan B", con el que personalidades políticas, sociales e intelectuales pretenden "democratizar radicalmente" las instituciones europeas y "romper el régimen de la austeridad", en Matadero, en Madrid. Foto: EFE/Paco CamposEl exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis durante su intervención en la presentación del "Plan B", con el que personalidades políticas, sociales e intelectuales pretenden "democratizar radicalmente" las instituciones europeas y "romper el régimen de la austeridad", en Matadero, en Madrid. Foto: EFE/Paco Campos

      Además, el llamamiento europeo al rearme no es sólo (ni siquiera principalmente) un movimiento contra la amenaza rusa; es un movimiento contra EE.UU.: si Europa quiere establecerse como una fuerza soberana autónoma que ya no tenga que depender del paraguas nuclear de EE.UU., tiene que afirmarse también como potencia militar fuerte. Es cierto, como afirma Yanis Varoufakis, que Europa está atrapada en una inercia complaciente: a diferencia de EE.UU. y China, no invierte (en digitalización, en IA...), está atrapada en la complacencia. Sin embargo, creo que las nuevas inversiones militares no son necesariamente un paso hacia la fascistización de Europa: también podrían ayudar a sacar a Europa de su inercia y poner en marcha su renacimiento económico. ¿No hizo exactamente lo mismo Estados Unidos con F.D. Roosevelt? EE.UU. superó realmente la gran recesión sólo después de 1940, mediante la movilización militar, de modo que en 1945 incluso la producción no militar estaba en su nivel más alto, pero es muy problemático afirmar que Roosevelt fue un dictador fascista. Europa necesita hoy una movilización por la paz como la de Roosevelt. Y los pacifistas de hoy se acercan peligrosamente a los pacifistas de EE.UU. justo antes de 1942, financiados en gran medida por la Alemania nazi. El agresor siempre está en contra de la militarización... de su víctima.

      Sin embargo, hay un problema con este impulso hacia la militarización de Europa. Por radical que parezca, evita abordar un aspecto crucial: muy bien, Europa tendrá un ejército unido y fuerte, pero ¿quién controlará políticamente ese ejército, qué visión política lo sustentará? ¿Cómo funcionará ese ejército cuando la UE esté cada vez menos unida, cuando algunos de sus (Hungría, Eslovaquia, Italia...) lleven adelante una agenda política global diferente? La militarización perderá totalmente su objetivo sin una visión política clara que la justifique. Sin esa visión, tendremos un monstruo militar sin un objetivo claro y, por lo tanto, abierto a todo tipo de abusos.

      @Slavoj Zizek y Revista Ñ. Traducción: Elisa Carnelli


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      Slavoj Žižek
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