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      El pueblo quiere saber...

      Entre fake news y "verdades alternativas", la frase anónima que se escuchó en la plaza pública y acompañó la formación del primer gobierno patrio, en aquel Cabildo abierto del 25 de Mayo de 1810, sigue tan actual como entonces.

      Mariano Vior

      El hostigamiento al periodismo no es novedad ni es propio de aquí. Pero adquiere nuevas modalidades, trasciende las fronteras y afecta a nuestro país. Acaba de ser advertido por el director del The New York Times A.G. Sulzberger en un medular alegato en favor de la libertad de prensa en la Universidad de Notre Dame, de los EE.UU. Y fue abordado también por especialistas en comunicación en el Congreso de Opinión Pública de Wapor Latinoamérica, reunido semanas atrás en Florianópolis, Brasil.

      Un fenómeno conocido y estudiado como “Percepción Hostil de los Medios” refiere a la tendencia a percibir la cobertura mediática como sesgada en contra de la propia posición, incluso cuando el tema se cubra de manera objetiva y equilibrada. Este fenómeno es particularmente evidente en contextos de polarización de la esfera política, social o religiosa, en los que los individuos tienden a interpretar la información de manera que confirme sus creencias preexistentes y rechace perspectivas divergentes, situación también conocida como “sesgo de confirmación”.

      Esta percepción de hostilidad se manifiesta en la impresión de que los medios de comunicación tienden a favorecer al “lado opuesto” del espectro político, ignorando o distorsionando información más favorable al propio punto de vista.

      Katia Brembatti, presidente de la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (ABRAJI), señala que “en una sociedad de plataformas, la teoría de los medios hostiles encuentra un terreno fértil para propagarse”. Los ataques a la prensa, fomentados desde usinas que alientan a líderes populistas y sus seguidores en las redes, están destinados a minar deliberadamente la credibilidad del periodismo, “embarrar la cancha” y reforzar la percepción de que la prensa es manipuladora y engañosa.

      Este clima de desconfianza generalizada, al que contribuye la utilización de Fake news y Deep fakes, actúa como una nube tóxica sobre la conversación pública y el debate de ideas pero también como caldo de cultivo para la proliferación de narrativas antojadizas.

      En un escenario de proliferación informativa, desinformación y ataques a la prensa, la ética periodística cobra aún más relevancia. La búsqueda de transparencia, responsabilidad y el compromiso de investigar rigurosamente los hechos es esencial para la confianza pública.

      Brembatti destaca la importancia de desarrollar el pensamiento crítico, buscar fuentes confiables de información y promover el debate para construir una sociedad más y mejor informada: “Es esencial que el periodismo se afirme como un espacio de mediación crítica y responsable, presentando información precisa y contextualizada que permita la formación de una opinión pública informada y consciente”, observa Brembatti.

      La frase anónima que se escuchó en la plaza pública durante la Revolución de Mayo, hace 215 años, y acompañó la formación del primer gobierno patrio en aquel Cabildo abierto, sigue tan actual como entonces. Hoy, como entonces, “el pueblo quiere saber de qué se trata...”.


      Sobre la firma

      Fabian Bosoer
      Fabian Bosoer

      Editor jefe de la sección Opinión [email protected]

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