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      Huntington, el Papa León XIV y las civilizaciones

      El Sumo Pontífice tiene la enorme tarea no solamente de guiar a la Iglesia Católica mundial, sino que sus acciones y palabras van a influir fuertemente en la política de EE.UU, y de muchos otros países.

      Huntington, el Papa León XIV y las civilizacionesSamuel Huntington. Foto: EFE/Fotoreport Strub/Archivo

      En un artículo previo analicé debates en EE.UU sobre economía y geopolítica, con sus posibles repercusiones internacionales. Acá, siguiendo a Samuel Huntington y su argumento del “choque de civilizaciones,” quiero centrarme en los aspectos religiosos y étnicos que también dividen a ese país, y que tienen implicaciones universales, incluso para el nuevo Papa.

      Cito del artículo de Huntington en Foreign Affairs de 1993 (luego expandido en el famoso libro de 1998): “las civilizaciones se diferencian entre sí por la historia, el idioma, la cultura, la tradición y, sobre todo, la religión;” esto se manifiesta en “diferentes perspectivas sobre las relaciones entre Dios y el hombre, el individuo y el grupo, el ciudadano y el Estado, padres e hijos, esposo y esposa, …. los derechos y las responsabilidades, la libertad y la autoridad, la igualdad y la jerarquía.” En un segundo artículo del mismo año, respondiendo a los críticos del artículo previo, argumenta más directamente: “Lo que cuenta en última instancia para las personas no es la ideología política ni el interés económico. La fe y la familia, la sangre y las creencias, son con lo que las personas se identifican y por lo que lucharán y morirán.”

      Estas tensiones ciertamente trascienden los EE.UU, pero acá me centro solamente en ese país. El tema de religión y raza ha estado claro en la guerra civil Norte/Sur de 1861-1865, cuando los argumentos para abolir la esclavitud usaron el texto de la Declaración de la Independencia que afirma que son “verdades evidentes que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables…”

      Si Dios Padre nos ha creado a todos iguales, entonces somos todos hermanos y hermanos y no hay justificación para que unos sometan a otros en esclavitud. La lucha por los derechos civiles de la población negra en el sur de EE.UU durante los 1960s volvió a tener un fuerte énfasis religioso y las “verdades evidentes” fueron invocadas muchas veces (como lo hizo Martin Luther King en el famoso discurso de 1963 sobre “Tengo un sueño…”). Esos principios también influenciaron la declaración de derechos universales de las Naciones Unidas. En la actualidad el debate sobre la dignidad e igualdad de todos los seres humanos continúa, abarcando no solamente las diferencias de raza.

      Estos conflictos tuvieron correlatos políticos: la población blanca del sur votó consistentemente por los Demócratas hasta fines de los 1960’s en reacción al Partido Republicano, considerado heredero de Abraham Lincoln; pero se volvió sólidamente Republicana desde que los Demócratas lograron que se aprobara el “Voting Rights Act” de 1965 que removió muchas de las discriminaciones políticas que sufría la población negra.

      En términos religiosos, las denominaciones protestantes, que representan alrededor del 40% del total del electorado actualmente, han votado en el último medio siglo por el Partido Republicano; pero los votantes negros de esas denominaciones (un 7% del electorado) lo han hecho por los Demócratas.

      Por su parte, los católicos (que han ido creciendo en el electorado y son ahora alrededor del 20% del total), apoyaron a Franklin Roosevelt (que citaba la doctrina social de la Iglesia Católica) y Truman; luego al Republicano Eisenhower; y después votaron masivamente a Kennedy en 1960 (el primer presidente católico). Posteriormente, fueron alternando y dividiendo el voto de manera relativamente pareja, influenciados por diferentes factores, incluyendo la legalización del aborto en 1973 y su reversión en 2022, y el aumento de migración latina católica.

      Por ejemplo, en la elección de 2020 dependiendo de la fuente de las encuestas fue Biden o Trump quien ganó marginalmente la mayoría del voto católico, pero entre los católicos blancos ganaron claramente los Republicanos y entre los de origen Hispano ganó Biden por más de 2 a 1.

      En la última elección, donde Trump le sacó casi 10 puntos a Kamala Harris entre los católicos en general, los católicos Hispanos habrían votado por Harris (pero algo menos de 2 a 1; ligeramente peor que Biden). Dados los reducidos márgenes de victorias en las últimas elecciones, y las alternancias en el voto, los católicos se han transformado en un bloque decisivo, donde lo religioso y lo étnica se cruzan de manera diferenciada.

      Quien “se queda” con el voto católico está generando un acrimonioso debate político- religioso (como puede verse en X), ahora centrado en tratar de influir la dirección del nuevo pontífice. “Progresistas” y “conservadores,” Demócratas y Republicanos quieren forzar a la Iglesia Católica en una u otra dirección, cuando su doctrina y trabajo pastoral no sigue políticas partidarias o ideologías seculares.

      Es un debate que, con diferentes intensidades, tiene también lugar en las diversas denominaciones protestantes (ver el importante libro de Tim Alberta, “The Kingdom, the Power, and the Glory”). En paralelo está la tendencia al aumento (aunque aparentemente estabilizada últimamente) de los votantes no religiosos, que pueden llegar actualmente al 30% del electorado, y que votan mayormente con los Demócratas.

      El Papa León XIV, como ciudadano estadounidense y peruano, y con un abuelo materno negro o mulato, de Haití o República Dominicana (las fuentes divergen), tiene la enorme tarea no solamente de guiar a la Iglesia Católica mundial, sino que sus acciones y palabras van a influir fuertemente en la política de EE.UU, y de muchos otros países.

      En momentos en que los valores paganos (como algunos los titularon) de la prevalencia del más fuerte parecen estar en auge, se necesita la voz tranquila del nuevo Papa que nos recuerda (como Francisco y quienes lo precedieron) que todos tenemos la dignidad de hijos de Dios y por ende somos hermanos y hermanas que nos debemos respeto y caridad mutua. Algo que, obviamente, también sería importante que recordemos en nuestra Patria.


      Sobre la firma

      Eugenio Díaz Bonilla
      Eugenio Díaz Bonilla

      Economista y Profesor de la Catholic University of América

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