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      Castellini, el boxeador que soñaba con ser disc jockey

      • “¿Te parece que yo ahora me tengo que cagar a palos con un tipo al que no conozco?”, dijo cuando debió enfrentar a un sargento de la Guardia Nacional de Somoza.
      • No tenía alma de boxeador. Lo curioso es que llegó a hacer 94 peleas, con 74 triunfos, 51 de ellos por nocaut

      Castellini, el boxeador que soñaba con ser disc jockeyMiguel Angel Castellini. Se retiró a los 33 años.

      Miguel Angel Castellini, pampeano de Santa Rosa, boxeador, con tanto poder en su pegada que se ganó el apodo de Cloroformo, era un personaje “distinto” en el duro ambiente del pugilismo. En realidad, quería ser disc jockey. Nacido el 26 de enero de 1947, tenía 12 años cuando falleció su madre. Fue entonces que empezó a concurrir a los gimnasios. E inició su carrera en Tucumán, en Mendoza y en La Rioja. Ya en los setenta apareció por el Luna Park. Era parco, educado, pero empezó a hacerse notar con sus triunfos por nocaut...

      En 1972 con un tremendo gancho zurdo sacó del ring al mexicano Raúl Soriano y se ganó el famoso apodo. En los entrenamientos, a veces, hacía guanteos con Carlos Monzón que era mediano (una categoría mayor que la de él, que era superwelter, o mediano junior). Y el santafesino -poco afecto a los elogios- se sorprendió: “Pega fuerte este loco...”, sentenció. Y llegó a campeón argentino.

      En el ´73 combatió en el Luna Park contra el estadounidense Doc Hollyday. Y Julio Cortázar, nada menos, de visita en el país, reporteado por este cronista, hizo un comentario para la revista El Gráfico. No le gustó a Castellini: “Es un gran escritor pero no ve bien el boxeo...”.

      Al fin, Tito Lectoure le consiguió una pelea por el título mundial de la AMB. Y se lo ganó al español José Durán, en Madrid, con fallo dividido, el 8 de octubre de 1976. Su primera defensa la realizó en Managua, Nicaragua, cuando mandaba el dictador Anastasio Somoza, el 5 de marzo de 1977. Un terremoto ocurrido en 1972 había obligado a desplazar la mayor parte de la ciudad. El rival Eddie Gazo, era sargento de la Guardia Nacional. Muy rudimentario. Este periodista lo había visto entrenarse y él -ansioso- preguntó la opinión. “Es muy flojo", le respondí. “Esos son los peores...Por ahí te aciertan una mano...” ¿Los peores son más peligrosos que los mejores?

      No fue todo. Lo estaban vendando en una oficina del estadio nacional de Fútbol, sede de la pelea, cuando lanzó la frese increíble: “¿Te parece que yo ahora me tengo que cagar a palos con un tipo al que no conozco?” “Vos sos campeón mundial, Miguel. Te pagan 60 mil dólares y Tito ya firmó la próxima por 90 mil (de aquel tiempo) para enfrentar al japonés Wajima". Subió al ring y parecía paralizado. Le costaba sacar las manos ante un rival muy inferior. Le gritábamos los periodistas para que atacara. Perdió, sin remedio, por puntos. Y cientos de los de la Guardia Nacional disparaban tiros al aire.

      No tenía alma de boxeador. Lo curioso es que llegó a hacer 94 peleas, con 74 triunfos, 51 de ellos por nocaut. Le ganó la revancha a Gazo en el Luna Park, en 1980, y se retiró a los 33 años. Puso un exitoso gimnasio de boxeo recreativo -ese era su gusto- por más de tres décadas y falleció en octubre de 2020, uno más entre tantas víctimas del covid.


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      Horacio Pagani
      Horacio Pagani

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