El presidente Donald Trump dijo que la prestigiosa universidad de Harvard es un "chiste" y no debería recibir más fondos federales, en una nueva arremetida este miércoles contra los centros de educación superior de élite de Estados Unidos.
Harvard se ha negado a acatar las exigencias del gobierno de Trump, que en represalia anunció la congelación de 2.200 millones de dólares de fondos federales y amenazó con retirarle sus ventajas fiscales. Además, exigió una disculpa de parte de la universidad.
"Harvard ya ni siquiera puede considerarse un lugar decente de aprendizaje y no debería figurar en ninguna lista de mejores universidades del mundo", escribió Trump este miércoles en su plataforma Truth Social.
"Harvard es un chiste, enseña odio y estupidez, y no debería recibir fondos federales", añadió.
En un largo posteo, sostuvo que "todos saben que Harvard "perdió el camino".
Y agregó: "Harvard ha estado contratando a casi todos progresistas, izquierdistas radicales, idiotas y cerebros de pajarito que sólo son capaces de enseñar FRACASO a los estudiantes y a los llamados 'futuros líderes'”.
El presidente republicano acusa a Harvard y a otras universidades de permitir el antisemitismo en sus campus, y su gobierno les ha pedido una serie de medidas, como una "auditoría" de las opiniones de estudiantes y profesores, como condición para evitar que les retire las subvenciones.
Harvard, a diferencia de la universidad de Columbia en Nueva York, se ha negado a cumplir estas exigencias.
En una carta a estudiantes y profesores, el rector de la universidad, Alan Garber, aseguró el lunes que Harvard "no abandonará su independencia ni sus derechos garantizados por la Constitución".
Al igual que otros campus estadounidenses, Harvard fue escenario de protestas estudiantiles contra la guerra de Israel en Gaza, y ha estado en el punto de mira de la Casa Blanca desde que Trump volvió al poder en enero.
Los límites del poder de la Casa Blanca a prueba
En esta pelea _donde de un lado está la universidad más antigua y rica del país, con una marca tan poderosa que su nombre es sinónimo de prestigio, y del otro, Trump, decidido a ir más lejos que cualquier otra istración para reformar la educación superior en el país_, se poner a prueba los límites del poder del gobierno y la independencia que ha hecho de las universidades estadounidenses un destino para académicos de todo el mundo.

Ambas partes se están preparando para este enfrentamiento.
Ninguna universidad está mejor posicionada para dar pelea que Harvard, cuyo fondo de dotación de 53.000 millones de dólares es el más grande del país. Pero al igual que otras grandes universidades, Harvard también depende de la financiación federal que impulsa su investigación científica y médica. No está claro cuánto tiempo podría continuar Harvard sin el dinero.
Y desde ya la negativa de Harvard parece estar envalentonando a otras instituciones.
Después de aceptar inicialmente varias demandas de la istración Trump, la presidenta interina de la Universidad de Columbia adoptó un tono más desafiante en un mensaje al campus el lunes, diciendo que algunas de las demandas "no están sujetas a negociación".
En su declaración, Claire Shipman dijo que leyó sobre el rechazo de Harvard con "gran interés."
"Las demandas del gobierno son ilegales"
"Harvard es obviamente una institución particularmente poderosa. Y su decisión tiene el potencial de galvanizar a otras universidades en algún tipo de resistencia colectiva", indicó David Pozen, profesor de derecho de Columbia que argumentó que las demandas del gobierno son ilegales.
Trump amenazó el martes con escalar la disputa, sugiriendo en las redes sociales que Harvard debería perder su estatus de exención de impuestos “si sigue promoviendo 'enfermedades' políticas, ideológicas que apoyan/inspiran terroristas”.

El ime plantea preguntas sobre hasta dónde está dispuesta a llegar la istración. Sin importar cómo se desarrolle, es probable que se produzca una batalla legal. Un grupo de profesores ya ha presentado un desafío legal contra las demandas, y muchos en el ámbito académico esperan que Harvard presente su propia demanda.
En su carta de rechazo, Harvard señaló que las demandas del gobierno violan los derechos de la Primera Enmienda y otras leyes de derechos civiles.
Para la istración Trump, Harvard representa el primer gran obstáculo en su intento de forzar cambios en las universidades que, según los republicanos, se han convertido en focos de liberalismo y antisemitismo.
El conflicto está tensando la relación de larga data entre el gobierno federal y las universidades que utilizan dinero federal para impulsar avances científicos. Durante mucho tiempo visto como un beneficio para el bien común, ese dinero se ha convertido en una fuente fácil de influencia para la istración Trump.
El dinero federal es una inversión y no un derecho, escribieron funcionarios federales en una carta a Harvard la semana pasada, acusando a la escuela de no cumplir con las obligaciones de derechos civiles que son una condición para la ayuda federal. Argumentaron que Harvard ha permitido que la ideología política sofoque la creatividad intelectual.

La campaña de Trump ha apuntado a escuelas acusadas de tolerar el antisemitismo en medio de una ola de protestas propalestinas en campus en todo el país.
Algunas de las demandas del gobierno tocan directamente ese activismo, pidiendo a Harvard que imponga una disciplina más estricta a los manifestantes y que examine a los estudiantes internacionales para detectar a aquellos que son "hostiles a los valores estadounidenses."
Otras demandas ordenan a Harvard que cese todos los programas de diversidad, equidad e inclusión y que termine con las prácticas de isión o contratación que consideren "raza, color, origen nacional o sus equivalentes".
El presidente de Harvard, Alan Garber, dijo que las demandas exceden la autoridad del gobierno.
En un mensaje al campus, escribió que “ningún gobierno, independientemente de qué partido esté en el poder, debería dictar lo que las universidades privadas pueden enseñar, a quién pueden itir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden seguir".
Algunos conservadores han sugerido que si Harvard quiere independencia, debería seguir el ejemplo de las universidades que renuncian a la financiación federal para estar libres de la influencia del gobierno.
Hillsdale College, una pequeña escuela conservadora en Michigan que es uno de los ejemplos más prominentes, bromeó en las redes sociales que Harvard podría convertirse en el “Hillsdale del Este”.
"No aceptar dinero de los contribuyentes debería ser el próximo paso de Harvard", dijo la escuela.
Ese es un escenario poco probable, pero Harvard puede tener que encontrar otras formas de capear los recortes de financiación del gobierno. Harvard generalmente destina alrededor del 5% del valor de su dotación a las operaciones de la universidad cada año, representando aproximadamente un tercio de su presupuesto total, según documentos de la institución.
La universidad podría extraer más de su dotación, pero las universidades generalmente tratan de evitar gastar más del 5% para proteger las ganancias de inversión. Al igual que otras escuelas, Harvard está limitada en cómo gasta el dinero de la dotación, gran parte del cual proviene de donantes que especifican cómo quieren que se use.
El gobierno no ha dicho públicamente qué subvenciones y contratos están siendo congelados, pero si la universidad tiene que sobrevivir con poco financiamiento federal por un período prolongado, probablemente requerirá recortes.
"Todas las universidades necesitan estar planificando para esta situación y pensando en cómo pueden sobrevivir en una forma más austera en los próximos años, si llega a eso", dijo Pozen.
Harvard has set an example for other higher-ed institutions – rejecting an unlawful and ham-handed attempt to stifle academic freedom, while taking concrete steps to make sure all students at Harvard can benefit from an environment of intellectual inquiry, rigorous debate and… https://t.co/gAu9UUqgjF
— Barack Obama (@BarackObama) April 15, 2025
Entre los que aplaudieron la decisión de Harvard se encontraba el expresidente Barack Obama, quien la calificó como un rechazo al "torpe intento del gobierno de sofocar la libertad académica".
"Esperemos que otras instituciones sigan su ejemplo", comentó en las redes sociales.
Una declaración del Club Republicano de Harvard imploró a la universidad que llegara a una resolución con el gobierno y "regresara a los principios estadounidenses que formaron a los grandes hombres de esta nación".
Con información de AFP y Collin Binkley de Associated Press