En un desfile organizado en el Grand Palais todo decorado en plateado y -según explicó el propio diseñador alemán "como una especie de discoteca gigante de otra galaxia"-, Lagerfeld le rindió culto a una mujer moderna y en movimiento con su colección "Cambon Club".
"Se necesita ligereza, de lo contrario la alta costura tiene una imagen un poco vieja", le dijo a la prensa tras el evento. "Ya basta con el lado rígido -y no estoy citando a nadie- pero… ¡Estamos en 2014!", comentó.
La colección de Lagerfeld se declinó en tonos suaves: piel, verde agua y otras variaciones pastel, con texturas de bordados y a menudo efectos brillantes se adueñaron de la pasarela.
Todos los bordados están hechos a mano por la casa Lesage "que fabrica 20 centímetros por día", detalló Lagerfeld, subrayando el lado artesanal de la alta costura, una moda no accesible a todos los bolsillos y hecha a medida.
El diseñador de 83 años apostó por el corset, una prenda de lencería que le permitió crear cinturas de avispa y jugar con los elementos superior e inferior de los vestidos, para crear efectos de volumen novedosos.
Se vieron vestidos bustier, otros con botones de cristal, túnicas de organza o tul muy trabajados, tweeds con motivos de tela de araña, en siluetas donde la ligereza fue siempre el leit motiv, todo subrayado por la música de fondo que ejecutó en vivo una orquesta instalada en el escenario.
"Sin ser pretencioso, dio un aspecto interesante ¿no">