Si pensabas que las cáscaras de huevo solo servían para el compost o iban directo a la basura, es hora de cambiar esa idea. Su textura granulada y su alto contenido en calcio las convierten en un excelente recurso natural para la limpieza del hogar, especialmente cuando se combinan con detergente para lavar los platos.
Este método casero deja la vajilla impecable y también permite evitar el uso de limpiadores más abrasivos o químicos, que muchas veces afectan a la piel o al medio ambiente. Además, reutilizar las cáscaras contribuye a una cocina más sustentable y consciente.
¿Por qué usar cáscara de huevo para limpiar?
Las cáscaras de huevo actúan como un abrasivo natural que ayuda a remover restos de comida, grasa y manchas difíciles. Al mezclarlas con detergente, se potencia su efecto y se logra una limpieza profunda de platos, sartenes y utensilios de cocina.
Es importante destacar que no es recomendable usarlas sobre cristalería o superficies delicadas, ya que podrían dejar marcas o rayones.
Paso a paso: cómo preparar el limpiador casero
Este truco casero es muy fácil de aplicar y solo requiere dos elementos que tenés en tu cocina:

- Triturá bien las cáscaras de huevo hasta que queden en pedacitos pequeños.
- Mezclalas con un poco de detergente en un bowl hasta formar una pasta.
- Aplicá la mezcla con una esponja o trapo sobre la superficie que querés limpiar.
- Frotá con suavidad, enjuagá con agua tibia y secá normalmente.

¿Qué tipo de vajilla se puede limpiar con esta mezcla?
Este truco es ideal para limpiar ollas, platos, bandejas y utensilios de acero inoxidable, cerámica o aluminio. No solo elimina la suciedad, sino que también deja un brillo notable en la superficie.
No lo uses en objetos de vidrio, cristal o porcelana fina, ya que los fragmentos de cáscara podrían dañar el material.
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