En el océano Pacífico hay una isla flotante que tiene el tamaño de 3 veces Francia, sin embargo, no es tierra firme, no posee fronteras ni habitantes. Su historia está asociada directamente con un daño ambiental extremo, a nivel global.
Se trata de una masa de residuos plásticos, que supera las dimensiones del país europeo, detectada en 1997 por el oceanógrafo Charles Moore y confirmada luego por investigaciones como las de la BBC. Crece a grandes pasos y es uno de los casos más extremos de contaminación marina.
¿Qué es la isla del Pacífico?
La gran mancha de basura del Pacífico, como se la conoce formalmente, se extiende por aproximadamente 1,6 millones de kilómetros cuadrados.
A diferencia de una isla tradicional, no tiene base sólida: está conformada por millones de fragmentos plásticos atrapados por los giros oceánicos que actúan como un embudo de residuos.
Aunque muchos imaginan una masa compacta visible desde el aire, en realidad se trata de una acumulación dispersa. Su densidad varía por zona, pero en conjunto representa una amenaza directa para la vida marina.

Los materiales más presentes son: redes de pesca abandonadas, restos de envases, elementos industriales y microplásticos. Lo más alarmante es que buena parte de estos residuos proviene de décadas anteriores, lo que indica que su permanencia en el océano se prolonga en el tiempo.
La situación no mejora: se identificaron al menos cuatro formaciones similares en otros puntos del planeta, todas con características semejantes.
La isla de plásticos, una preocupación ambiental
La historia de esta isla comenzó con pequeñas corrientes arrastrando basura desde zonas costeras hasta mar abierto. Sin intervención humana directa pero como resultado de ella, los residuos flotantes fueron quedando atrapados en zonas donde las corrientes oceánicas se cruzan, formando un remolino que los retiene.

Este fenómeno cambió la percepción del plástico como residuo que la gente descarta, sin reutilizar. Las investigaciones más recientes confirman que el 99,9% del contenido es plástico, en su mayoría proveniente de los años 80 y 90. Más de la mitad son fragmentos mayores a cinco centímetros.
La falta de medidas globales eficaces para frenar este tipo de contaminación deja a estas “islas” como una advertencia tangible de la acumulación de desechos en los océanos.
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