La ruptura de una pareja es un proceso traumático, más allá de que muchos quieran disfrazarla con una fiesta similar a una despedida de soltero o saliendo rápidamente a buscar otra relación para sentirse victorioso.
Mucha gente, además, desconoce que los trámites de divorcio, en la Argentina, son relativamente rápidos y que ya no se necesitan mayores argumentos para ir ante el juez y solicitarlos.
Por otra parte, si existen vínculos legales e hijos en común, el divorcio es la única manera de dejar todo ordenado cuanto antes, algo que la separación entorpece.
Por supuesto, una separación de hecho es diferente a un divorcio y, por eso, cuando existe una relación formal, con papeles, la situación es algo más compleja.

¿Qué pasa si una pareja se separa, pero no se divorcia?
En caso de que haya un casamiento, los expertos en derecho de familia recomiendan contar con asesoramiento legal antes de tomar alguna decisión.
Vale recordar que cuando una pareja decide poner punto final a su relación matrimonial puede optar por dos vías. Llevar el asunto por la vía judicial cuanto antes o sencillamente interrumpir la convivencia.
Esta segunda vía o situación es lo que se conoce como separación de hecho, en la cual el vínculo matrimonial persiste, aunque ya no vivan juntos.
La separación durará el tiempo que los cónyuges quieran, hasta que decidan formalizar la ruptura ante un juez. En “el mientras tanto” pueden surgir inconvenientes patrimoniales y personales. El divorcio, en cambio, supone un paso más y definitivo: la disolución del vínculo matrimonial.
Si una pareja está casada es probable que ambos sean dueños de bienes en conjunto, como puede ser una casa o un auto (los bienes adquiridos luego del matrimonio pertenecen a ambos). También es posible que compartan deudas, como una hipoteca o préstamos personales.
Qué dice la ley
En este sentido, si los cónyuges no formalizan la separación con un divorcio, no solo lo que se contrajo durante el matrimonio seguirá perteneciendo y afectando a ambas partes, sino que todo lo que se realice a futuro por separado también les seguirá correspondiendo a los dos.

La ley argentina considera gananciales las deudas contraídas por cualquiera de los cónyuges. Lo que significa que el acreedor puede exigir el pago de esa deuda a cualquiera de ellos, a su elección.
Si uno de los dos cónyuges tiene a cargo al otro, se mantendrá la obra social hasta que salga el divorcio. Pero en el caso de que se quiera adherir a una nueva pareja, ello no será posible.
La pareja actual puede no obtener la pensión mientras están separados y sí podrá hacerlo quien en los papeles seguía casado con la persona fallecida.

Los cónyuges siguen siendo herederos entre sí aunque estén separados de hecho. Si uno muere, entonces, el otro lo hereda.
Por supuesto, como estas personas siguen casadas, no podrán contraer un nuevo matrimonio hasta que salga el divorcio.
Según la legislación argentina aprobada en 2015, con los cambios al Código Civil, cabe destacar que siempre que una de las partes presente la propuesta para regular los efectos del divorcio, este podrá llevarse adelante.

La otra persona no podrá oponerse, pero puede presentar una propuesta de regulación de bienes distinta. En este caso, conviene llegar a un divorcio de común acuerdo.
Antes de 2015, la Justicia exigía una causa para justificar el pedido de divorcio (adulterio, injurias, abandono), pero esto ya no es necesario. Una persona puede divorciarse sin dar mayores explicaciones y en cualquier momento.
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