La película empieza unos meses antes del barrilete cósmico: pibe de 15 años, alumno del Nicolás Avellaneda, adorador del sol y del fútbol, se vuelve habitué de Radio Mitre. Cada tarde, después del colegio llega hasta allí para presenciar el programa de Víctor Hugo Morales, quien en breve emigrará a Radio Argentina, la emisora con los derechos del Mundial de México.
Horas, semanas, meses de asistencia perfecta en el estudio radial hasta que un día el adolescente Mariano Javier Closs toca el timbre en casa de VHM y queda contratado. Trabajará desde Buenos Aires en la cobertura de la gesta maradoneana, luego pasará a formar parte de Competencia (Continental), dejará el nido de Morales y ganará popularidad a fuerza de letras "o" convertidas en "aaa".
El hijo único de Hugo y Cristina, vitalicio y fanático de Colegiales, cumplirá el 6 de mayo 55 años y 40 en el oficio. Sus bodas de rubí -lo que antecede a las de oro- están atravesadas por una revancha. Después de un ime como voz del campeonato local de fútbol argentino, en 2023 celebró su regreso a nuestro amado "cabotaje", en un Huracán-Newell’s por la 21° jornada de la Liga Profesional, por ESPN.
Comunicador sin redes sociales públicas, Closs es -paradójicamente- protagonista en esas tierras virtuales a las que no cede. En la era Inteligencia artificial, cuando su voz es perfectamente clonada para fake news en Youtube, el algoritmo no deja de ponderarlo. Los recortes de sus relatos se usan para memes sonoros, y su apellido es reiterado epicentro de elogios hasta volverse tendencia.
"Me gustaría que en un futuro me reconozcan por mi valía periodística", decía hace casi 30 años debajo de la luz azulada de una cama solar, en una producción fotográfica de El Gráfico. Era 1997, faltaban seis meses para que Diego Maradona se retirara del fútbol en un Superclásico -y 23 para la muerte de El Diez-. Cambió el mundo del fútbol, aparecieron Messi y el VAR, mutaron las opiniones de viejos colegas que hoy reconocen su meticulosidad y excelencia... El bronceado Caribe, aunque ahora con menor intensidad, es lo único que se mantiene inalterable desde aquellos tiempos.
Perfeccionista, obsesivo de la prolijidad del aire, capaz de quedarse despierto una noche para practicar apellidos rumanos, polacos o húngaros de la Eurocopa, el hombre al que muchos oyentes de La Red todavía extrañan, el que paseó por el dial de Continental, Radio América y Rock & Pop, hoy conduce Closs Sport, por Splendid (AM 990), de 14 a 17. De 11 a 13 es la cara de F12 por ESPN.
La era de la madurez le sienta bien al heredero del oficio de Lalo Pelliciari, Fioravanti, Luis Elías Sojit y José María Muñoz... Más diplomático, menos estridente que en épocas de Telebeam, parece haber alcanzado el equilibrio y obligar a la pregunta: ¿Estamos frente al mejor relator de estos tiempos de streaming, casas de apuestas deportivas, gamers y tiktokeros?

Una anécdota de su oído absoluto y su manía por la perfección sonora la narra el operador técnico César Marchione, quien trabajó casi una década con Closs en La Red, entre 2004 y 2012. En una transmisión en cancha de Vélez Sarsfield, Closs insistía con que el audio salía con ladrido incluido, pero no había perro a la vista.
"Estuvimos un tiempo buscando, yo le decía que estaba seguro de que no había ladrido, pruebo el sonido ambiente, hago callar a unos bomberos y descubro que había un perrito ladrando afuera de la cancha", se ríe Marchione. "Ese tipo de cuestiones hablan de su tímpano, además del golpe de vista que tiene para seguir partidos, de un panorama visual único".
No faltan los editores que quieran convencerlo para un libro de extrañas o incómodas situaciones en su peregrinaje por un centenar de estadios. "Recuerdo, entre tantas otras cosas, haber tapado con cinta dos agujeros de la cabina rota de Newell's para que no entraran tantas escupidas", ilustra Marchione.
Alguna vez se quedó sin aire el que -parafraseándolo- vive un buen momento, una coronación: en 2011 fue despedido del Multimedio América tras 14 años en La Red. Los motivos argumentados por las autoridades indicaban "incumplimiento de horario de trabajo", mientras Closs trabajaba para la TV Pública en partidos de la Selección. "Me sorprendió la manera y los motivos que argumentaron, de hecho tenía una nota pautada con Martín Palermo", declaró triste.
"Mariano está viviendo, sin dudas, una reivindicación. En 2011, cuando Daniel Vila, dueño de La Red, se interesaba por la candidatura a presidente de la AFA, Closs fue cuidadoso e imparcial, no se inclinó por Vila y empezó una relación de tirantez que terminó en despido", cuenta un testigo que prefiere el anonimato. "En la letra chica de su contrato estaban contemplados permisos para salir por teléfono si tenía compromisos de relatos de la Champions League o de Selección, finalmente se agarraron de algunas ausencias para echarlo".

"¿Y bien, amigos?". El dueño de esa y otras diez muletillas juró en su visita a AFA Estudio hace unos meses: "Realmente me rompo el alma. Uno parece que abre el micrófono y es todo fácil. En esta Euro me encerraba en la habitación, me acostaba sin cenar, agarraba Youtube y una hora y media rebobinaba, iba para atrás, para adelante, para no fallarle a la gente. De taquito no hago nada".
Un buen momento
No hubo escuela de periodismo deportivo ni fonoaudiólogo que moldeara al periodista que primero fue futbolista de GEBA. Se inició con la pelota a los seis, con buena pegada de zurda y conocimiento temprano del reglamento gracias a su padre Hugo Closs - árbitro y DT amateur-.
Vecino de Colegiales durante 25 años, ya vitalicio del club tricolor, jura que hasta en Europa, en plena Eurocopa, es capaz de espiar resultados de su "Cole" de reojo.
En aquella casa de infancia con madre y abuela malcriadoras, boletas de PRODE circulantes y emoción con la compra semanal de El Gráfico, Closs hacía la tarea acompañado por La oral deportiva y por Sport 80. También se nutría de los relatos de Carlos Parnisari.
Años después se volvió clave en el grupo de público incondicional de Víctor Hugo, junto a Marcelo Benedetto, Jorge Arcapalo y Fernando Villar. El cuarteto logró tal confianza con el uruguayo que hubo una oportunidad laboral.

Cuenta la leyenda que como premio a la vocación y la incondicionalidad, VHM los hizo subir a su departamento de Avenida Santa Fe y Ecuador y les comunicó la buena nueva: pasarían a formar parte del equipo de producción. Las tareas como novatos tenían que ver con el rotulado de casetes y más tarde con lo artesanal: búsqueda de noticias in situ en la era pre-Internet de comunicaciones vía teléfonos públicos con cospeles...
Para la temporada 86/87, en Continental, a Closs le fue asignado cubrir a Ferro Carril Oeste. Fueron siete años de suelas gastadas en Caballito y todos los estadios visitantes. El debut forzado como relator ocurrió en un Ferro- Central, luego de que casi toda la fecha de fútbol se suspendiera por lluvia y tuvieran que sacar de la galera una voz de emergencia. Ganaron los verdolagas 2 a 0.
Suele recordar que después de aquel primer partido relatado se acercó hasta una concesionaria de la Avenida San Juan en donde se celebraba un asado radial con Víctor Hugo a la cabeza y recibió una ovación del grupo de trabajo.
En Torneos y Competencias desembarcó en 1994, con pedido estricto de corte de pelo al ras y la sugerencia de "un aura menos fashion". Hizo la conducción de Fútbol x 2, con Garófalo, por TyC, y su imagen caribeña fue instalándose en pantalla. El divorcio de VHM, su mecenas, ya era un hecho: en 1993 había declarado en Página 12 que tenía aire radial gracias a Rolando Hanglin. En la tira deportiva decía sentirse estancado. Aquel año, en medio de la Copa América, recibió en su casa un telegrama de despido. Nunca más volvieron a hablarse.
Con Diego Maradona, sin embargo, pudieron limar asperezas. Closs lo criticó en el rol de entrenador de Mandiyú de Corrientes y un día llamó Claudia Villafañe al celular ladrillo. El Diez terminó yendo a Fútbol x 2 y hubo un "alto el fuego". El 26 de noviembre de 2020, durante el velatorio de Diego en la Rosada, Closs lagrimeó sin vergüenza en ESPN, su nueva cadena tras la desvinculación de Fox Sports.

El dolor que lo cambió
Hubo un tiempo en que era imposible pensarlo a Closs sin Niembro. Como "Starsky y Hutch, como el Gordo Muñoz y Enzo Ardigó, como Lennon y Mc Cartney, o Acosta y Gorosito", aseguraban las páginas de El Gráfico en 1998. Convivieron en 20 provincias siguiendo al fútbol argentino y en el Mundial de Francia '98. "No lo extraño", sorprendió recientemente Niembro en YouTube, en una entrevista de Gonzalo Cardozo.
Antes de la llegada del nuevo milenio, Closs ya era una estrella del periodismo deportivo. Lo buscaban para producciones de fotos hasta en las revistas femeninas. En notas chispeantes declaraba ser comprador compulsivo de CD, fanático de Oasis, Kiss, Aerosmith, R.E.M, The Wallflowers y Garbage y dueño de un BMW. Pedía encarecidamente que no lo llamaran "Pichón de Araujo" y se adjudicaba "la patente" de los apodos del "Patrón" Bermúdez y el "Chapu" Cardetti.
La fama de "irritable" ya no parece formar parte de él. Hace 25 años, en un mano a mano con Iván de Pineda en Versus, su amigo Martín Antorde lo describía como "calentón, impulsivo para contestar mal a veces". "Si Closs está de mal humor, correte", bromeaba su colega Cristian Garófalo. "Yo soy un tipo frontal. No puedo ser político, no me sale; decir lo que pienso me trajo problemas", declaraba él.

Hoy su entorno cuenta que hubo algo que esculpió al "nuevo Mariano", que lo volvió "más terrenal, consciente de la finitud de todos": el dolor por el adiós temprano de un amigo que funcionaba como su coordinador de aire en Continental. En 2016 murió Juan Manuel Rodríguez (43), alias "Pachu" o "Barra", que además era padrino de uno de sus tres hijos.
"Se fue un buen tipo. Solamente se calentaba cuando jugaba al fútbol. Hincha de San Lorenzo, fanático. Tendré que acostumbrarme a vivir la otra mitad de la vida, sin la mitad de mí", le confió a sus oyentes en julio de 2016, después de faltar un día a su programa. "Se fue mi otra mitad. Pero no sólo laboralmente. En mi vida era muy importante. Lo introduje en este medio pero después se fue haciendo muy grande. A partir de la amistad, Juan Manuel, Pachu o Barra, se convirtió en el padrino de mi hija. Es muy raro todo lo que ha sucedido. Es ley de vida, aunque se fue temprano por una enfermedad. Va a costar recuperarse".
Milton Ré, el hombre de las mil voces con más de medio millón de seguidores en Tik Tok (y que hoy brilla en FM Pop, de 13 a 16, junto a Coco Sily) es uno de los imitadores de Closs, alguien que por la exactitud del tono confunde al oyente desprevenido.
Ré intentó clonar ese registro vocal a sus 13 años, como un juego en su Tres Arroyos natal, y de tanta práctica, hoy a los 32 es uno de los "aprobados" por Mariano para este juego de los subibajas fonéticos y estiramiento de vocales.
"En 2017, en épocas en que yo trabajaba con Nelson Castro en Continental, Mariano escuchó audios míos y dio su veredicto. 'Me gusta, pero haceme un poco más nasal', me dijo. Incluso en 2022 hice una publicidad con su voz para una empresa láctea y no tuvo problemas", cuenta Ré, en cuya garganta conviven frenéticamente imitaciones de Néstor Kirchner, Fidel Castro, Carlos Menem, Mauricio Macri, Lionel Messi, Daniel Scioli, Alberto Fernández.
"iro que todavía haga ese ejercicio de escucharse para mejorar. Su nivel de perfeccionismo es algo que nos desafía también a nosotros. No por nada en la jerga de Tik Tok se lo llama Sensei", suma Milton.
El que le huye a las entrevistas
Padre de Catalina, Martina y Valentino, Closs agradece la invitación a un mano a mano, pero desiste. "No doy notas. Soy así, hago lo mío y punto", avisa.
Martín "El Bocha" Flores, su compañero radial desde Un buen momento (La Red, 1998) , dice que el éxito de Closs tiene que ver con "no haberse subido al carro del romanticismo y el lirismo discursivo" que empalaga a miles de oyentes. "Los suyo es directo y práctico. Él describe sin vueltas el juego".
"La mayoría de los otros relatores tienen como las anteojeras de los caballos, van para adelante sin registrar su alrededor. Él puede relatar una jugada de área y estar atento a una pelea en el banco. No se le escapa ninguna situación, es sumamente observador".

Antes del famoso relato viral "Benzemaaaaaaa" (Liverpool 2, Real Madrid 5, 2023) y después de la frase que ya es remera ("y va el tercero", en el Santiago Bernabéu, cuando River le ganó a Boca la final de la Libertadores) Closs se quedó sin voz. Una metáfora significativa para alguien que trabaja con las cuerdas vocales...
Corría agosto de 2019 y en el segundo tiempo de Cerro Porteño y River por la Copa Libertadores, se vio obligado a abandonar la transmisión de Fox Sports por afonía. Meses antes, había dejado sin palabras al cuerpo técnico de la Selección de Lionel Scaloni. Lapidario, quedó preso de sus propias palabras....
En un partido ante Venezuela tildó de "disparate" al tridente Scaloni/Ayala/Samuel. "Una falta de respeto a los técnicos de fútbol", lanzó casi mil días antes de la hazaña de Qatar. "Ayala hasta ayer era el manager de Racing y apareció siendo segunda guitarra de la Selección argentina"...
La justicia divina lo llevó a gritar los goles de Lionel Messi y Angel Di María ante Francia (y el último penal bendito de Gonzalo Montiel), acompañado por Jorge Burruchaga como comentarista. Profeta lejos de su Tierra, lo hizo para una emisora estadounidense en el programa Fútbol de primera, reconocido en estas latitudes por albergar la voz del argentino Andrés Cantor.
Esa tarde heroica, 18 de diciembre de 2022, más de 10 mil días después de su primer relato radial, no hubo lágrimas, ni poesía, ni nacionalismo desmedido. Sabe Closs que la sobriedad es buen negocio. Que después del sanguíneo barrilete cósmico cantado por su ex jefe, todo lo demás suena prefabricado.
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