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      Maternidad por sustitución: “Es lo más fuerte que me pasó”

      Marisa Brel (43) espera un hijo que nacerá en octubre del vientre de una mujer que vive en Estados Unidos.

      Maternidad por sustitución: “Es lo más fuerte que me pasó”CLAIMA20150322_1925 Marisa Brel y Joy
      Redacción Clarín

      Como muchas mujeres, su deseo y prioridad era ser mamá. Lograrlo le costó sacrificio, angustia y lágrimas. Su hija Paloma (9) llegó tras seis tratamientos in-vitro. Y aunque el instinto maternal no esté inscripto en los genes, después de publicar “Madre a pesar de todo”, a Marisa Brel se le potenciaron las ganas de tener otro hijo. Atravesó por otros cuatro tratamientos in-vitro infructuosos. “Con mi marido nos decidimos por la adopción, pero la espera era de ocho a diez años. Entonces intentamos adoptar un niño haitiano y nos encontramos con que Haití tiene cerradas las adopciones internacionales desde el terremoto -comenta la periodista, impulsora de la Ley de Fertilización Asistida en la provincia de Buenos Aires-. Le hice juicio voluntario al Estado haitiano, lo gané, y cuando estaba eligiendo la fundación que me conectaría con un niño apareció esta manera de ser mamá: subrogar un vientre”.

      Marisa no cree en las casualidades. Mientras transitaba el proceso de adopción en Haití presentó su libro en Miami. Sin conocerlos, “invité a médicos, investigadores y clínicas a través de Facebook. Vino un médico argentino radicado en Miami que me dio su tarjeta. Cuando volví a Buenos Aires tuve una crisis al enterarme de que habían surgido problemas burocráticos en Haití”. Y como dice el saber popular, “cuando se cierra una puerta se abre una ventana”, Marisa recordó a ese médico que conoció en Miami. Llamó por teléfono y viajó a Miami para hacer averiguaciones y al mes emprendió el camino que en octubre verá la luz en la carita de Timoteo.

      El deseo no tiene fronteras

      Antes de viajar, Marisa y su marido Carlos (Evaristo, director teatral), se sometieron a exhaustivos estudios que llevaron a Miami. “Para subrogar un vientre tenés que tener indicación médica, no lo puede hacer cualquiera. Yo no puedo retener los embriones a raíz de una trombofilia (sangre muy espesa), además tengo problemas en las trompas. Se verificaron los estudios y nos autorizaron”.

      De vuelta en Buenos Aires, un llamado de una agencia que trabaja en el tema le avisó a Marisa que tenía una portadora que podría llevar los embriones de la pareja. “Sólo buscábamos una mujer con un útero sano, no importaba la nacionalidad ni el color de piel”, asegura Marisa y agrega que no durmió en toda la noche sabiendo que al otro día conocería la voz de quien hoy alberga a su hijo en su vientre. “Le pregunté por teleconferencia si estaba segura de que no se arrepentiría después del parto. Se rió y me dijo que ella ya tiene marido y dos hijos y que lo hace porque quiere ayudar a otras parejas”, cuenta con chispitas en los ojos. La decisión de Joy (35) de subrogar su vientre estaba consensuada con su familia. Pero Marisa quería cerciorarse de que todo marcharía según lo previsto. “¿Qué tipo de vínculo querés tener conmigo">