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      Jóvenes que no quieren crecer

      Los llaman “adultecentes”. Tienen su trabajo y su pareja, pero prefieren seguir viviendo con sus padres.

      Jóvenes que no quieren crecerCLAIMA20150323_6323 Clarín Peter Pan
      Redacción Clarín

      Los especialistas lo llaman miedo al nido vacío por el rechazo de dejar el hogar en el que crecieron y otros el síndrome Peter Pan por el esfuerzo que ponen en no dejar nunca la adolescencia. El resultado es casi siempre el mismo: jóvenes de entre 25 y 35 años que trabajan, estudian e incluso pueden tener una relación estable, pero no pasan más de un fin de semana o 15 días de vacaciones fuera de la casa paterna. Cuando vuelven, encuentran la ropa planchada y la comida preparada. A algunos hasta los despierta mamá para ir a trabajar, igual que cuando iban al colegio.

      “Son adultecentes: adultos que ya pasaron los 28, pero actúan y se visten como si tuvieran 14. Miran dibujos animados y pasan horas jugando a la play. En muchos casos sus padres los pueden alojar cómodamente y, mientras tanto, ellos desarrollan una carrera profesional exitosa”, asegura Mónica Cruppi, especialista en adolescencia y familia de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

      Diego (26) es asistente junior en el área de marketing de una multinacional. Gana bien para un chico de su edad. Tiene un auto y un cuarto cómodo en la casa de papá, en Barracas. “Tengo todo lo que necesito, plasma, laptop. Me voy de vacaciones con los pibes y estoy a 15 minutos del laburo”. También tiene su Wendy. Se llama Paula, estudia nutrición, y vive a pocas cuadras… En la casa de su mamá.

      ¿Cuál es la razón para cortarse las alas? Para Omar López Mato, autor del libro Viviendo en el País de Nunca Jamás, muchos jóvenes de hoy viven en una especie de bulimia social sin objetivos ni vocaciones claras: “deambulan por las universidades, institutos y centros de estudio probando carreras y oficios como quien se prueba un traje”, asegura. Y, a diferencia de lo que sucedía con sus padres, viven en un mundo donde el esfuerzo no garantiza el futuro. “Ninguna de las antiguas certezas alumbran sus caminos –dice López Mato-. Si no hay modelos, ¿hacia dónde ir">