Cada día, más y más personas adoptan la alimentación consciente. Como resultado de esta tendencia en rápido crecimiento, la demanda de recetas que incluyen ingredientes como la quinoa (o quinua), un grano antiguo valorado por su gran aporte de beneficios y nutrientes para el organismo, está en aumento.
Se la puede comer sola, en croquetas, en ensaladas y hasta ¡en guisos y postres! Es muy versátil y sabrosa. Se consigue en dietéticas y en las góndolas de los supermercados. Su valor es un tanto elevado si se lo compara con el arroz o con el trigo burgol, por ejemplo. Este "supercereal" o "pseudocereal" tiene un perfil nutricional excepcional. Aunque técnicamente es una semilla y no un cereal, se cocina y se consume de manera similar a los granos.
Lavar la quinoa es un paso importante para eliminar la llamada saponina, un recubrimiento natural que puede darle un sabor amargo o jabonoso. Aunque algunas marcas la comercialicen prelavadas, es importante lavarla siempre hasta que el agua salga transparente. Para ello, hay que colocarla en un colador (con malla) y dejar correr el agua mientras se la mueve con la mano. Al principio saldrá agua medio blanca. Luego de unos minutos, la quinoa estará lavada y el agua se podrá ver translúcida.
Buena semana y que comas delicioso.
Fideos de zucchini. ¿Pasta para arrancar la semana? Sería una buena idea pero después del fin de semana, donde los permitidos abundan, prefiero comenzar los lunes con mucha verdura. Por eso elegí los fideos que no son fideos: son tiras finas de zucchini. Probalos que te vas a sorprender.
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Bondiola al horno. A más tiempo de cocción, carne más rica y tierna. Al ser un corte grasoso, fuego lento y vinito mediante, la bondiola se torna en un plato digno de un restaurante. Si tenés una olla de presión, el tiempo se acorta a la mitad.
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Guiso de quinoa. La quinoa es un superalimento que deberíamos tener presente a la hora de pensar platos. Cuando se la utiliza es importante lavarla bajo el agua corriente por varios minutos. ¡Este guiso lleva de todo! Carne, verduras y, por supuesto, quinoa. No te lo podés perder.
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Buñuelos de brócoli. Los buñuelos de brócoli al horno resultan más saludables que su versión frita. Si se los quiere preparar sin harina esta se puede suplantar por avena molida. Para sumar sabor se puede sumar cebolla de verdeo picada.
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Suprema de pollo rellena. Tiene la particularidad de tener doble cocción, ya que al ser la suprema entera -y no fileteada como las milanesas- es gruesa y quedará cruda si se hace solo en sartén. Encendé el horno cuando empieces a cocinar y les das unos 10 a 15 minutos en el horno para asegurar el punto.
Pizza a la sartén. Finita y crocante y sin prender el horno. Se cocina rápido por lo que podés hacer varias cubiertas diferentes para disfrutar de un festival de pizzas en tu cocina. Buscá una sartén que tenga tapa para que el queso se derrita más rápido, sin quemar la base..
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Sorrentinos de calabaza asada. Los sorrentinos son una pasta rellena de forma circular, más grandes que los ravioles tradicionales. Una pasta bien argenta que podés rellenar con jamón y queso o como te muestro en esta receta, con puré de calabaza bien especiado.
Membrillos en vino tinto. Para comer solos, acompañados con crema chantilly o con helado de crema americana. No nos acompañan todo el año así que aprovechá los meses más frescos para consumirlos.
Fideos de zucchini. Foto: Shutterstock
Bondiola especiada al horno.
Guiso de quinoa. Foto: Shutterstock
Buñuelos de brócoli al horno. Foto: Shutterstock.
Suprema de pollo rellena de jamón y queso
Pizza a la sartén
Sorrentinos de calabaza con salsa rosa. Foto: Shutterstock.
Membrillos al vino. Crédito: Francisco García.
