Mil vidas caben en los 92 años que duró la de Emilio Frey. Fue intendente de San Carlos de Bariloche, explorador y topógrafo, descubrió los lagos Cholila, Rivadavia y Epuyén; junto al Perito Moreno delimitó la frontera con Chile; promovió la construcción de rutas y la llegada del ferrocarril a estas tierras; fue el primer director del Parque Nacional Nahuel Huapi y confundador del Club Andino local. Su nombre identifica a una "aguja" y a uno de los refugios de montaña más famoso de la zona.
Ahora una meticulosa intervención patrimonial permitió recuperar la casona histórica y centenaria en la que vivió, junto a su esposa Rosa Schumacher y sus hijas, Nelly y Dora.
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Ubicada sobre la avenida Bustillo, frente al lago Nahuel Huapí y a 20 minutos a pie del Centro Cívico, "Los cipreses" -tal su nombre original- se transformó en Casa Frey, la segunda tienda en el país de la marca de ropa outdoor Patagonia, y la primera en esta región del planeta; justamente el territorio que inspiró al fundador de la empresa, el norteamericano Yvon Chouinard.
Se trata de una casona típica de la zona, construida completamente en madera de ciprés; la madera de este árbol es súper valorada para la construcción, porque es resistente a la humedad, no se abicha y no se deforma. Mientras que las tejas, en cambio, son de madera de alerce; igualmente, resistentes a la humedad, el agua y el frío.

"La casa se termina de construir en 1916 y en ese momento, en Bariloche, no había más de 200 viviendas. Los Frey le encargan la obra al italiano Primo Capraro, quien fue el constructor de la mayor parte de las primeras viviendas que hubo en la ciudad. Capraro fue además quien presentó a Emilio y Rosa, que no se conocían", contó a Clarín Juan Pablo Baliña, historiador e investigador y, sobre todo, experto en la vida de Emilio Frey.
Emilio había nacido en una colonia suiza en Baradero, en 1872. Su padre era suizo y su mamá, nativa. Como topógrafo, llegó a Bariloche en 1895 para trabajar en la Comisión de Limites Argentina - Chile, dirigida por el Perito Moreno. Rosa era suiza y llegó a esta ciudad siguiendo los pasos de su hermano, que era reconocido en el lugar por ser el panadero del pueblo.
Aunque Emilio estudió en Suiza, el lugar en el que conoció y se enamoró de Rosa, fue en Bariloche.
"Frey fue un verdadero progresista, muy querido por su trabajo comunitario -lo describe Baliña-. Cuando dimensionó lo que implicaba el aislamiento por la falta de caminos, se puso manos a la obra, liderando él mismo la tarea. Lo mismo con los trenes y el cuidado de los bosques. En 1922, cuando lo designan primer intendente del Parque Nacional del Sud (futuro Nahuel Huapi), Frey limitó la tala y la quema de bosques para ser utilizados como terrenos pastoriles y la caza indiscriminada. Esto le valió grandes enfrentamientos, pues muchos de sus amigos contaban con aserraderos y otras industrias no reguladas".



Cómo fue la obra
El proyecto de restauración fue encargado por Patagonia a los arquitectos Max Noguera (chileno), y Martín Jerman y Geraldine Rome (barilochenses); los tres con experiencia en temas vinculados al patrimonio. Jerman incluso trabajó en 1989 en el nivelado y la mejora de las fundaciones de la casa.
Uno de los trabajos centrales fue justamente la nivelación de "Los cipreses": "La casa se había hundido, así que la primera tarea fue estructural, lo que no se ve. Hubo que cambiar vigas de madera, ubicadas en la fundación de la casa, que estaban podridas. Algunas se reemplazaron por vigas de hormigón. Y con la finalidad de proteger de filtraciones el sótano (que ahora se usa como depósito del local), se construyó un nuevo drenaje perimetral", explicó Rome.



Todas las tareas de restauración de lo que sí se ve -tejas, techo, revestimientos, aberturas, luminarias, muebles, pisos, paredes, absolutamente todo- se realizaron con carpinteros y artesanos de la zona, que no solamente conocen los materiales sino que tienen experiencia en este tipo de construcciones.



Porque si bien la casona Frey es única por sus dimensiones y su historia, hay casas similares que resisten el embate del crecimiento que ha tenido la ciudad en las últimas décadas. Como ocurre en la Ciudad de Buenos Aires, muchas de estas propiedades históricas también están en jaque. Por eso se valora tanto la recuperación y puesta en valor de esta casa.
De hecho, "Los cipreses" pudo haber desaparecido; hubo interés de adquirirla por algunos grupos hoteleros que no tenían prevista la conservación. Todo cambia cuando la adquiere Patagonia.
Hasta ese momento la casa continuaba en manos de los Frey. "Fue una decisión dificil venderla, pero mantener la casa desde Suiza era imposible. Empezó la ronda de potenciales compradores pero nosotros no queríamos que cubrieran todo de hormigón para hacer un montón de plata. Queríamos que fuera un comprador respetuoso de la historia de nuestra familia", dijo Isabelle Bovey, bisnieta de Emilio y Rosa, por parte de Nelly. "Cuando Patagonia reveló el proyecto, fue un alivio. No iban a destruir nada", se alegró.
Las otras bisnietas de Emilio, por parte de Dora, le contaron a Clarín que "la casa estuvo a la venta durante años. Hubo muchas ofertas pero todas tenían como fin derribar la casa y construir edificios, como está pasando en muchos lugares de Bariloche", se lamentaron Bárbara y Chelsea. Antes de que saliera a la venta, había estado alquilada a familias que conocían el legado y la historia de los Frey.
El último inquilino fue un reconocido vecino de Bariloche, el biólogo, docente y experto en la Antártida, Edward Shaw. Vivió en la casa durante 30 años, junto a su esposa y sus cuatro hijos. Y tuvo mucho que ver con este presente: "La gente de Patagonia hizo correr el rumor de que estaban buscando una propiedad. El rumor llegó hasta mí y me puse en o con la familia Frey", le dijo a Clarín.


Hubo match, porque cuentan en Patagonia que la oferta que le hicieron a los herederos fue inferior a la que habían ofrecido algunas empresas hoteleras. Pero desde la compañía de Yvon Chouinard se comprometieron a restaurarla y ponerla en valor; junto con la revalorización de la historia de Frey y por añadidura, de Bariloche. Y además, recuperar el maravilloso entorno natural.
En los jardines de la casona trabajó el estudio Bulla. "Como primer objetivo, buscamos recomponer el entorno natural. Cuando llegamos esto era un bosque de rosa mosqueta y retamas, que no son plantas nativas", explicaron desde el equipo de diseño del paisaje.
Un segundo objetivo fue "sacar" al auto del centro de la escena, que la casa se destaque por sobre todo lo demás; por eso el estacionamiento se encuentra como escondido, hacia la derecha del predio. Y otro importante desafío fue la recuperación de los rosales: Rosa Schumacher cultivaba especies de todo el mundo pero la falta de mantenimiento específico para este tipo de cultivos, comenzaba a ponerlos en riesgo. La colección logró salvarse y recuperarse. Los rosales se encuentran identificados con un código QR a través del cuál se puede obtener más información.
La descripción de cada uno tiene un plus: está realizada por Rafael Maino, un reconocido vecino de Bariloche, experto en rosas antiguas. Una de las cosas que más sorprende es encontrar rosas cuya floración es muy diferente al típico pimpollo rojo.


Protección patrimonial
En la reunión que organizó la empresa para inaugurar la casa formalmente, participaron también vecinos y vecinas de Bariloche. Muchos compartieron la sensación de alivio por la preservación de "Los cipreses".
¿Por qué todos coincidían en que la casa corría peligro de desaparecer? "Los cipreses" está catalogada como "patrimonio arquitectónico y urbano de San Carlos de Bariloche", por sus valores "artísticos, arquitectónicos, paisajísticos, ambientales, históricos y culturales".
Tiene la máxima categorización de preservación histórica, no sólo por quiénes fueron sus propietarios y cómo influyeron en la historia barilochense, sino también debido a su antiguedad (1916) y por quién fue su constructor, Primo Capraro. De hecho, el municipio decidió destacar estos valores al firmar una ordenanza, en agosto de 2019, que la exime del pago de tasas municipales hasta 2037.
Sin embargo, un funcionario explicó a Clarín: "Lo que se hace es asesorar y sugerir en función del inventario de propiedades y en base a un dictamen técnico. Pero la última palabra sobre el mantenimiento de una vivienda o su destino, la tiene el propietario". La situación es diferente frente a propiedades que están catalogadas como Monumento Histórico Nacional, cuya intendencia depende de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos.

Las visitas
Más allá de que la casa es un local de venta de ropa, el lugar se puede visitar porque sus jardines están abiertos al público. De lunes a domingos, de 10 a 21. Avenida Bustillo, km 1.5.
Además, la intención es que la casa funcione como un museo: no sólo cuenta con objetos e imágenes históricas y de la vida de Frey, sino con una exposición de fotografías -que son propiedad de la marca, y que las adquiere a importantes fotógrafos y fotógrafas de naturaleza y deportes- y réplicas de mapas realizados a mano por Emilio, en medio de sus expediciones.
Además, hay una pequeña biblioteca (temática, de naturaleza, medioambiente e histórica) que se instaló en un jardín de invierno que construyó el estudio a cargo de la restauración. Se hizo respetando la estética y técnicas constructivas de este tipo de casonas.
Durante todo el verano, el parque fue sede de actividades abiertas a la comunidad: charlas sobre fotografía, sobre pesca, lenguas indígenas, andinismo, cambio climático, escalada, turismo. Además, clases de yoga y stretching.
SC
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