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      “El regocijo de haber leído a Mario Vargas Llosa”

      “El regocijo de haber leído a Mario Vargas Llosa”Mariano Vior
      Redacción Clarín

      Murió Mario Vargas Llosa, un grande de la literatura. El que supo volcar en sus libros el sentimiento y la voz de su pueblo y expresar fielmente los defectos y grandezas del espíritu humano. Tal como con claridad lo expresó al recibir el premio Nobel: “Lo que hago, lo que digo, expresa el país en el que he nacido, el país en el que he vivido, las experiencias fundamentales que marcan a un ser humano, que son también universales”.

      Y fue así nomás. Por eso sentí cercanos y conocidos a los personajes de su libro “Conversación en la Catedral” muestrario de la hipocresía de los negocios políticos, la sumisión de las almas honradas a las ambiciones del poder y hasta la fachada mentirosa de una familia supuestamente ejemplar. Un libro de valor incalculable que debería formar parte de los programas en nuestras escuelas secundarias.

      Pero su multifacética obra, en un salto prodigioso de humor e ironía, también supo plasmar las costumbres pueblerinas, sus tradiciones, creencias y necesidades como la absurda idiosincrasia de los militares peruanos para dar solución a las necesidades sexuales de sus soldados, narradas en “Pantaleón y las visitadoras”, o la casi autobiografía de sus años jóvenes en “ La tía Julia y el escribidor”, a la que recurro cuando necesito reírme de verdad y maravillarme de lo puede lograr una maravillosa imaginación narrativa. Y tantas obras más.

      Ahora bien, ¿cómo hago para olvidar que nos haya dejado Don Mario Vargas Llosa, que me brindó tantas horas de entretenimiento y placer con sus historias? Libros que además y sin lugar a dudas son el testimonio de cómo transitó su aventura de vivir. Ya lo estoy extrañando maestro. Y de verdad le prometo que seguiré refugiándome en el regocijo de su lectura.

      Porque como decía Walt Whitman: “Todo lo que satisface el alma es verdad”.

      Matías Aníbal Rossi / [email protected]


      El fin del cepo y “un ascenso dificultoso”

      El fin del cepo cambiario no provocó ni terremotos, ni erupciones volcánicas, ni hiperinflación ni se abrieron las puertas del infierno, como había vaticinado el kirchnerismo.

      Ni siquiera la gente se abalanzó sobre los bancos como un “black Friday americano”.

      Pero implica simbólicamente algo que el kirchnerismo nunca itirá: era posible. Era posible salir de un sistema económico manejado por quienes no tienen idea de economía.

      Simbólicamente la apertura del cepo implica el ataque al cimiento de toda una estructura de poder corrupta perfectamente planificada.

      Bien han hecho algunos en compararlo con la caída del muro de Berlín que estuvo dividiendo una nación por casi 30 años.

      Aquí nos han costado 20 años de atraso. La ex presidente se disculpó por “escupir el asado” del actual Gobierno.

      Simplemente ha escupido a “las fuerzas del cielo”. Y ya sabemos lo que pasa cuando se escupe al cielo.

      Gustavo Gil / [email protected]


      La suma del déficit en las distintas áreas de responsabilidad de un Estado son directamente proporcionales a su déficit económico futuro.

      Educación, salud y justicia, en superávit, son directamente proporcionales al crecimiento y sostenibilidad de una sana economía.

      Entre riqueza y pobreza, déficit es una palabra muy amplia de la que nadie nos salvamos en visión sesgada.

      Juan Arturo Murrie / [email protected]


      La Argentina, y “el ejemplo de la Justicia peruana”

      La Justicia del Perú nos brinda un claro ejemplo de eficacia.

      Durante los últimos 30 años, en ese país, ocho presidentes recibieron sentencias por corrupción, siendo encarcelados como corresponde.

      Uno, Alan García al enterarse de que sería detenido e ir a la cárcel, se suicidó.

      Paralelamente y casi simultáneamente, el matrimonio Kirchner, Cristina y Néstor, en todos estos años y habiendo actuado corruptamente, acumularon incalculables sumas de dinero espurio que robaron al país.

      No recibieron el castigo merecido como sí lo recibieron los presidentes peruanos en esos años.

      La historia premiará a la Justicia peruana y, aunque muy tardía, nuestra Corte Suprema de Justicia está a tiempo aún para resolver rápidamente las sentencias que pesan sobre Cristina Fernández de Kirchner.

      Es nuestro deseo que el más alto cuerpo de la Justicia en nuestro país actúe dentro de los tiempos razonables, pues, se sabe que la justicia tardía no es justicia.

      Ricardo Olaviaga / [email protected]


      Le pide a los políticos que “usen el bien para todo el país”

      ¿Qué nos pasa? ¿No somos capaces de reaccionar? ¿Vamos a dejar que los chicos se maten como si fuesen criminales?

      ¡Por favor! ¡Reaccionemos! Estamos fallando en la educación. No enseñamos valores éticos ni morales.

      No hay docencia, y mucho menos decencia, en los “trabajadores de la educación”. Porque no hay compromiso con el respeto a la ley. Y mucho menos al prójimo.

      Los delincuentes, especialmente los traficantes, se valen de los menores con mayores carencias, para ejecutar actos criminales con armas que les facilitan ellos.

      Lamentablemente, el mal ejemplo cunde, de tal modo que hasta en las escuelas y universidades ocurren hechos de violencia inéditos.

      “Señores políticos”, a ver si toman en serio sus cargos en los gobiernos. Dejen de pensar en enriquecerse y cumplan la función para la que fueron elegidos por toda sociedad.

      Usen el poder para hacer el bien a toda la sociedad, a todo el país. Hace ochenta años, como mínimo, que vienen destrozando a la Argentina y a la sociedad.

      Es hora de que tomen conciencia de que deben ejercer el deber y no engolosinarse con el poder.

      ¡Ah!, y pidan perdón a la Patria, por haber mancillado sus tradiciones y laureles.

      Adolfo R. Ortiz / [email protected]


      Nicolás Maduro y el triunfo de Daniel Noboa

      Para Maduro, el colectivo bolivariano, las elecciones por las que se adjudica la presidencia de la pobre Venezuela no fueron fraudulentas pese a que cerca de siete mil millones de personas creen que si lo fueron.

      Ahora pasa al revés en las elecciones ecuatorianas que le dieron la reelección al presidente Daniel Novoa, que fueron supervisadas por cientos de funcionarios extranjeros y las dan como válidas.

      Pero para el colectivo boludariano fueron un fraude.

      Sería bueno que las Naciones Unidas le manden una junta psiquiátrica a Nicolás Maduro para que lo mediquen urgentemente.

      Rafael Madero / [email protected]