"En el jardín de infantes me decían que dibuje a mi familia y yo dibujaba una Peugeot 504 rural, enoooorme, y adentro mi familia, chiquitita. Siempre había autos. Un poco patológico."
Una de las primeras frases que tira Esteban Palazzo (tucumano, 32 años) pronostican el tono por donde se va a mover la charla: la pasión que tiene por los autos. La misma pasión que lo llevó a hacer de todo para poder cumplir su mayor anhelo: diseñar automóviles.

"Mi sueño era diseñar en algún momento de mi vida el próximo Fiat Uno. Cuando vos diseñás para una marca popular, tu dibujo llega a 7 millones de personas. Tu dibujo se convierte en el primer auto de alguien."
Y aunque ese día todavía no ha llegado, hoy Palazzo coquetea con lo más selecto de la industria automotriz mundial: es el diseñador estrella de la división Automóviles de McLaren, la mítica escudería británica de Fórmula 1 que también fabrica autos de calle.
"Bueno... de calle. Al milímetro… al borde de la ilegalidad", sonríe y bromea Esteban (lo hace todo el tiempo) por las cualidades deportivas que tienen los vehículos que se fabrican en la localidad de Woking, a unos 40 minutos en auto al sur de Londres, en Inglaterra.

Claro que son completamente legales y están homologados para circular en rutas, avenidas o calles, aunque es cierto que parecen más autos de carrera que vehículos para todos los días.
Basta con ver el último lanzamiento de McLaren, el Senna, que es un homenaje al brasileño tricampeón de Fórmula 1.
El diseño de este "avión caza", como lo describe Palazzo, es responsabilidad de este tucumano, el menor de 8 hermanos, que se fue a Barcelona a estudiar para lograr su sueño. Pero antes tuvo que diseñar páginas web, jardines, barcos, trenes y hasta simular una amenaza legal a un diseñador famoso para poder vivir de la pasión que lo acompaña desde chico.
─¿A qué edad comenzaste a dibujar?
─Cuando me recibí mi mamá me mandó, desde Tucumán a Barcelona, un cuadro con mi primer dibujo. Era el Renault 18 con el que corría Juan María Traverso en Rally. Ya desde los 4 o 5 años los autos fueron un magnetismo.
"Al final de la carrera terminé haciendo diseño gráfico, páginas web; necesitaba comer otra cosa que no sea arroz y atún."
─¿Cuál fue tu formación en Tucumán?
─Humanística. Quería evitar matemática y física. Pero después terminé el secundario y me anoté en Ingeniería Mecánica. Relacioné mecánica con motores. Quería estudiar diseño de automóviles y esa opción no tenía. Y me di cuenta de que lo que quería estudiar se llamaba Diseño de Transporte. Así encontré opciones en Alemania, Estados Unidos e Italia. La opción italiana era la más barata pero me enteré de que era más barato todavía estudiar en la sucursal de Barcelona de esa universidad italiana. Así fue como a los 18 me fui a Barcelona.
─Y hasta ese momento, ¿la evolución de tu capacidad para dibujar fue autodidacta?
─Sí, porque el profesor de arte del secundario vio que tenía condiciones y me daba clases aparte. Me enseñó a dibujar con carbón y a grandes escalas. Cuando llego a la universidad y mientras estaba dibujando, un profesor me puso una mano el hombro y me dijo: "Chaval, estás perdiendo el tiempo". Pensaba que me iban a echar de la universidad. Pero no era eso: reconoció que tenía una muy buena base y me hizo la gauchada de pasarme directamente a segundo año en esa materia.
─Qué bueno que te cruzaste con gente que te dio una ayuda. A veces no pasa.
─Toneladas de gente. Desde Tucumán, cuando tenía 13 o 14 años. Iba a un taller de restauración de autos americanos y el tipo me podría haber echado y sin embargo me enseñó a lijar, a preparar una chapa. Me acuerdo de que como a mí me gustaba dibujar, un día me dijo: “¿Viste esa Chevy">