"El aro y el pelo largo son peligrosos porque los jugadores se distraen durante el partido tocándoselos muchas veces".
La frase perteneció a Daniel Alberto arella. Director técnico, argentino, contemporáneo. Hoy se discute sobre qué hace falta para que Messi rinda como en el Barcelona, pero hubo un tiempo en que las discusiones sobre la Selección eran más pintorescas. Hace 20 años, se disparó una de las polémicas más absurdas de la historia. Fue una guerra por unos centímetros más o menos de pelo.
Después del Mundial de Estados Unidos, con el dóping positivo de Maradona, arella fue designado al frente de la Selección. Con un balance flamante de las desprolijidades en el final del ciclo Basile, arella apareció con un discurso de "mano dura" que incluyó alusiones a rinoscopías y prohibiciones varias: desde los aros hasta los homosexuales. Y una rotunda negativa al pelo largo.

Desde el debut del nuevo entrenador, en un amistoso con Chile, fueron muchos los convocados, o aquellos que se veían cerca, que acataron la orden y se cortaron el pelo. El leonino Batistuta fue un emblema, pero atrás de él pasaron en fila por la peluquería Juan Pablo Sorín, Luis Carranza, Eduardo Coudet, Pablo Rotchen, Daniel Garnero o Jorge "Patrulla" Jiménez, entre muchos otros.
En sus primeros meses como DT, arella mechó jóvenes promesas con jugadores que venían del ciclo anterior, como Chamot o el propio Bati. Pero hubo dos figuras a las que no llamó durante largo tiempo, curiosamente ambas con el pelo largo: Claudio Caniggia y Fernando Redondo.
A fines del 94, después de varias convocatorias sin novedades, Redondo hacía silencio sobre el tema del pelo. Pero en Lisboa, donde jugaba para el Benfica, Caniggia encaraba en velocidad: "Es absurdo. Yo con ese tipo de exigencias no estoy de acuerdo".
Para septiembre de 1995, y con el equipo avanzando bastante a los tumbos, arella decidió que Redondo, que brillaba en el Real Madrid, tenía que estar. Se reunieron un domingo en la capital española, tras un partido del local contra Rayo Vallecano. Redondo no había jugado, castigado por el técnico Jorge Valdano por haberse negado a correrse a la izquierda, fuera de su posición de 5 clásico.
El DT de la Selección habló con Redondo ese mismo domingo y lo consoló con su propia experiencia. Cuando era jugador de River, un joven arella había pasado bastante tiempo en el banco de suplentes por haberse negado a un pedido de Angel Labruna de cambiar al lateral izquierdo. arella le contó a Redondo como él, que quería jugar sólo "de 6", se salió con la suya. También endulzó los oídos del futbolista con la Selección. Finalmente, le pidió que se cortara el pelo para ser convocado. "No me contestes ahora, pensalo", le dijo.

Al otro día volvieron a hablar y Redondo se negó a cortarse el pelo. arella le dijo entonces que no lo iba a llamar. El martes por la mañana, Redondo confirmó en la radio que no iba a la Selección por no querer cortarse el pelo. Ese mismo día a la tarde, el entrenador se acercó por tercera vez al jugador. Se mostró conciliador y le dijo que aceptaba el largo de su cabello. Entonces se dio el diálogo que terminó de romper el vínculo. Horacio Pagani plasmó luego en Clarín la secuencia.
-Daniel, mirá que yo dije por radio que no nos pusimos de acuerdo...
-¡Qué lástima!...¿Dónde lo dijiste?
Enseguida sonó el teléfono. arella respondió y volvió con otro semblante. Preguntó:
-Vos jugarías por la izquierda, ¿no? Porque yo te necesitaría en esa posición...
Redondo se quedó mudo unos segundos...Luego reaccionó:
-Daniel, no estoy jugando en el Real Madrid por esa causa. Te lo dije...
-Bueno, está bien, dejamos la citación para más adelante...No cerremos el diálogo...
A Redondo, lo de la posición en la cancha le sonó a chiste, o a excusa para trasladar el eje del pelo a otro lado. Para colmo, arella salió a decir que el jugador mentía, que la razón de su negativa era ese corrimiento a la izquierda. Fue un 16 de septiembre, hace hoy 20 años. Ahí se armó.
Sin Redondo, arella convocó a Galetto, de gran pasar en San Lorenzo. Y bajó un cambio: "Yo nunca fui rígido. Sugiero, no obligo. Redondo tiene el pelo como Fabbri, como Batistuta". Redondo no bajó nada, y simplemente acusó al entrenador de mentir.

La ola se montó sobre estos dos hombres demasiado principistas, o demasiado orgullosos, o quizás demasiado cabezaduras. Los diarios españoles le entraron a arella desde la incredulidad. Grondona bancó al entrenador y rememoró otra negativa de Redondo a jugar en la Selección, en la época de Bilardo.
Maradona, que se preparaba para volver a Boca, apareció con un mechón rubio pintado en la cabellera, en "repudio" a la manía de arella. "La historia del fútbol argentino se escribió con el pelo largo", lanzó Maradona, quizás pensando en Kempes, en Tarantini o en Caniggia.
Caniggia, a esa altura también en Boca, encaraba en velocidad: "Yo soy como Sanson".
La discusión reveló su carácter absurdo, como suele ocurrir, cuando la farándula y famosos varios empezaron a opinar del tema. Zulma Faiad y Bernardo Neudstadt, por ejemplo, defendían al técnico. Pergolini intuía que había algo más que el pelo. La modelo Daniela Urzi trasladaba el dilema a su profesión: "Si a mí me piden que me tiña el pelo, tengo que hacerlo".
Experto en el arte de la sobreactuación, el actor Gerardo Romano saltaba inflamado: "arella es un seleccionador al que yo le pago (¡!). No sólo es discriminatorio, sino también nazi y fascista". Alejandro Dolina les facturaba a los dos con bastante más tino: "Me parece que ponerse sanmartiniano en cuestiones triviales es un poco ridículo".
En conferencia de prensa en Casa de Gobierno, Menem se las rebuscó para hablar del tema y terminar hablando... de Menem: "Redondo no acepta otra posición en la cancha porque él quiere ser número 5 a lo Menem".
El affaire del pelo persiguió a ambos durante mucho tiempo. Y durante meses fue fija en toda entrevista a un futbolista, desde las estrellas de Primera hasta los veteranos al borde del retiro en el Ascenso. "¿Te lo cortarías">