En la esquina de Uriarte y Honduras, en pleno Palermo, Lo de Bette se plantó con una propuesta que invita a viajar en el tiempo. Desde afuera, el lugar parece un bodegón de toda la vida, de esos con historias en cada baldosa. Pero la verdad es que abrió hace apenas unos meses, aunque ya supo ganarse un lugar en el corazón del barrio y en las mesas de quienes buscan comer rico a buen precio y calidez.
El ambiente de es pura identidad local. Al cruzar la puerta, la voz de Mercedes Sosa da la bienvenida, mientras fotos antiguas y banderines de fútbol decoran las paredes, como un homenaje al pasado. En cada rincón se respira ese espíritu de bodegón de barrio que invita a quedarse. Y para los golosos, el cierre perfecto está asegurado: sirven la famosa tarta de ricota de Gino, el legendario local de La Paternal.
El menú es generoso y casero, con platos que no defraudan. Los buñuelos de verdura, enormes y bien sabrosos, la carne al horno tierna que se corta con cuchara, y unos ravioles de cordero que bien podrían recibir una ovación. El servicio es cálido, con Elías recibiendo a todos con una sonrisa y mesas largas llenas de amigos que saben que acá se come rico sin hacerle un agujero al bolsillo.
Qué comer en Lo de Bette
El 8 de agosto de 2024, Lo de Bette abrió sus puertas en la esquina de Uriarte y Honduras, en Palermo, para sumar un nuevo rincón de sabores tradicionales a la Ciudad. Con diez años de experiencia en gastronomía, sus dueños son también los responsables de la cervecería artesanal Jerome.
Pero en esta ocasión, decidieron rendir homenaje a la memoria de Bette, la mamá de uno de los socios. “Ella tenía una hostería en Puerto Manzano donde cocinaba comida casera que los huéspedes adoraban. Queríamos traer esa calidez y esas recetas a la Ciudad”, explican.

Desde afuera, Lo de Bette parece un bodegón con décadas de historia, pero su espíritu fresco y su equipo entusiasta lo convierten en un lugar ideal para disfrutar sin pretensiones. La idea es clara: “Queremos que la gente venga a pasarla bien, comer rico y compartir en mesas largas, como en los viejos bodegones”, cuentan. Para completar esa experiencia cálida, Elías, el anfitrión, recibe a los comensales con una sonrisa y no duda en recomendar sus platos favoritos.
El menú, diseñado junto al chef Esteban Leira, combina tradición y modernidad. “Nuestra carta es un mix entre platos caseros, como los buñuelos que son una receta de Bette, y clásicos de bodegón, pero con una vuelta de tuerca”, comentan.

Las opciones para picar incluyen los populares buñuelos de espinaca y acelga ($ 5.600 5 unidades), croquetas de hongos ($ 9.400) y las mollejas laqueadas con sopa paraguaya. Los buñuelos vienen en porción para compartir, son grandes de corteza crocante y corazón cremoso. La fritura es perfecta y el sabor muy bien logrado. Los bañan en alioli.
Sirven tres versiones de tortilla: clásica, española con chorizo colorado y rellena con jamón y queso ($ 11.200 la grande). Esta última se acompaña con un alioli verde que suma sabor aunque no le haga falta, sería interesante ajustar el corte de la papa, que podría ser más fino para lograr una textura más uniforme y cremosa.

Entre los principales, los ravioles de cordero ($ 14.400) se destacan por su intensidad de sabor y su abundante relleno, los sirven con salsa con carne desmechada. Son caseros, los elaboran en el lugar.
La carne al horno con verduras ($ 14.400 para compartir) -que se corta con cuchara- apela a la nostalgia del buen comer. La guarnición es una variedad de verduras al horno que al tener diferentes cortes, algunas quedan un poco secas y pierden su encanto.

Las milanesas gigantes (desde $ 21.600 para compartir) ofrecen la posibilidad de pedir mitad de un sabor y mitad de otro, ya son un hit: “Es como pedir pizza, pero de milanesa”, bromea Elías. Si se observa, la mayoria de las mesas las piden. Entre ellas se destaca la de estilo cachopo, rellena de jamón crudo y queso ($ 19.800).
Para quienes disfrutan de los postres, Lo de Bette tiene un final dulce que no decepciona. El flan casero ($ 4.400), hecho con más de 20 huevos, se lleva todas las miradas, pero también brillan el tiramisú, con receta italiana. Y como si fuera poco, el bodegón sirve la famosísima tarta de ricota de Gino ($4.400 la porción), el icónico local de Paternal. “Es el broche de oro perfecto para cualquier comida”, aseguran.

Lo de Bette ofrece una experiencia cercana y amable. Es un lugar ideal para reuniones entre amigos, gracias a su ambiente descontracturado y precios accesibles. “La idea es que todos puedan disfrutar de buena comida sin gastar una fortuna. Queremos que sea un lugar de encuentro”, destacan.
Con un equipo cálido y platos que evocan la cocina de hogar, de a poco se posiciona como un bodegón donde la relación precio-calidad marca la diferencia en un ambiente ideal para compartir momentos con amigos o familia, sin que el bolsillo sufra.
Lo de Bette. Uriarte 1602, Palermo. Lunes a viernes de 8 a 1. Sábado de 8 a 2. Domingo de 12 a 19 hs. Instagram: @lodebette
Sobre la firma
Mirá también
Newsletter Clarín
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados
QUIERO RECIBIRLO